ɢɪʀʟs ɪɴ ʟᴏᴠᴇ - ʀɪᴠᴇʀs_ɢɢ

8. ꜰɪꜰᴀ

Narradora 📍

SAMANTHA Y LUNA ESTABAN JUGANDO FIFA EN LA CASA DE LA ÚLTIMA, no tenían pensado jugar o juntarse este día, pero de último momento Lu invitó a Samantha.

— Pura niña fresa.— Samantha se burló de Luna.— Pero si estudiaste en la universidad más cara de Estados Unidos.

— Tenía beca, era muy buena estudiando y la verdad apliqué para la beca porque no tenía nada mas bueno que hacer.— Respondió Luna.— No pensé que me la iban a dar.

— ¿Y como me hiciste para mantenerte?— Samantha preguntó.

— Trabajé como prostituta.— Lu respondió, a los pocos segundos negó al ver la cara de Sam.— Trabajé en una cafetería, creo que a la semana que llegue, y ahí trabajé todo los días.

— No mames, ¿entonces su familia no te ayudaba?

— Bien ellos querían, pero yo siempre me sentía mal por eso, así que les dije que dejaran de hacerlo.— Respondió.— ¿Y porque tantas preguntas sobre mi vida?— Luna se cruzó de brazos.

— Me daba curiosidad saber sobre ti.— Samantha respondió.— ¿Te gusta el fútbol?

— Si.— Respondió Luna.

— ¿Chivas o América?— Samantha soltó la pregunta de la nada.

— América.— Respondió rápido.— Obviamente no, puro pendejo le va al América, obvio Chivas siempre.— Agregó.

— Eres de las mías.— Samantha dijo con orgullo.— Sin problemas, ¿puedes ver fútbol conmigo?

— ¿Con usted?— Preguntó.

— Si, conmigo, yo... tengo un equipo de fútbol.— Samantha explicó con pena.

Tenía miedo que ella también la criticara por eso.

— No mame.— Luna puso su mano dramáticamente en el pecho.— ¿Y hasta ahora me invita? Obviamente quiero ver fútbol con usted, más si es su equipo.— Agregó con emoción y subió los pies al sillón.— Perdón.— Los bajo nuevamente.

— ¿Por qué pides perdón?— Samantha preguntó.

— ¿No le molesta?— Lu cuestionó.— Siempre me regañaban cuando subía mis pies al sillón, pensé que usted lo haría.

Samantha negó sonriendo, Lu subió los pies al sillón.

— ¿No le gustaría contarme cómo fue lo que pasó?— Preguntó Lu.

— Es muy larga la historia.

— Tengo todo el día para escucharla.— Respondió sonriendo.

Samantha inconscientemente devolvió la sonrisa, se sentó en el piso junto a Luna, ahí comenzó a contarle cómo fue que empezó para tener su equipo de fútbol.

[...]

— Que orgullo.— Luna habló después que de Samanta hablara todo.— Me imagino, su novio a de estar también orgulloso.

Samanta sonrió, pero la sonrisa parecía más una mueca.

— Bueno, no tanto, al principio no le gustó la idea, después pues tampoco.— Respondió.

— ¿Su novio siempre es así?— Preguntó.

— ¿Así como?

— Que no la apoya.— Respondió.

— Pues, al principio no, ya después si empezó a ser así.— Samantha respondió.— Creo que empezó todo cuando empecé a ser famosa.— Explicó.