ɢɪʀʟs ɪɴ ʟᴏᴠᴇ - ʀɪᴠᴇʀs_ɢɢ

𝟥𝟣. ᴘᴀꜱᴛɪʟʟᴀꜱ

Narra Lu

Habían pasado ya varios días desde que me había enfermado, y me enfermé bien horrible. Por poco terminaba en el hospital, pero no pasó ya que tomé medicina a tiempo.

Y eso no hubiera pasado sin Juan, Ari y Samy. Porque la última se terminó enterando literalmente en la mañana del siguiente día, me había llamado a las ocho de la mañana para saber cómo estaba.

Y verme pálida, con la nariz roja de tanto estornudar, entendí el porqué en tan pocos minutos ya estaba en mi casa.

— ¿Te acuerdas de la vez que te dije que iría a comprar mis pastillas para dormir?— Pregunté viendo a Samy.

— ¿Si?

— Ya lo hice, y sin distraerme, felicítame.— Dije mientras sacaba la cajita, últimamente se emocionaba con las cosas que yo hacía, sean pequeñas o lo que sea.

Siempre dejaba en claro lo orgullosa que estaba de mi, como por ejemplo ahorita.

— Vamos, ¿viste que si puedes concentrarte en algo? Me siento orgullosa.— Respondió.

Sonreí y asentí.

— Y bueno, también compré unas para la concentración.— Hable, sacando la otra cajita.

— Ah... eso explica mucho.— Rasco su nuca y reí asintiendo.— Tengo algo que decirte.

— Sip, dime.

— Tu Madré va a venir a México.— Eso me cayó, literalmente de sorpresa.

— ¿Para que o que? ¿Les dijste algo?- Pregunté.

— No, no, para nada, es solo que vendrá a verlos, a ti y a Juan y eso.— Respondió y entrecerré mis ojos viéndola.— Enserio Lu, no dije nada.

— Pero es raro, nunca antes, viene sin decirme nada.— Hable mientras me sentaba en el sillón.

Mi mamá me sobre protegía mucho, al igual que Juan, bueno. Mucho más que Juan y Ari.

Y cuando digo mucho, es mucho.

— ¿Pasó algo?— Pregunté, estaba buscando alguna explicación.

Pero no había.

— Nop, bueno no que yo sepa.— Respondió.— El que me dijo a mí fue Juan.

— Que raro.— Susurre, extendí mi mano para que se sentara junto a mi.

Hacía eso cuando estaba nerviosa, o sentía algún tipo de miedo, no entendía porque así que saber.

— ¿Te sientes bien?— Preguntó después de algunos minutos.

— ¿Mmmh?

— Te desconectaste bien cabron, ¿pasa algo?— Agarró mi cara en sus manos.— Aún tienes las defensas bajas Lu, hace pocos días te enfermaste.— Lo recordó.

Negué suavemente.

— Estaba pensando nomas.— Respondí.

— No me gusta cuando te centras en eso.— Habló, hizo un suave puchero.

— Me cuesta concentrarme, bueno si no tomo las pastillas.— Hable sonriendo. Luego dejé un corto beso en sus labios y puse mi cabeza en su hombro, sentí como sus brazos se iban al rededor de mi.

Me sentía tan segura con ella.

— Además cuando estoy contigo, no pienso en nada más.— Respondí.

Soltó una risa, algo burlona.

— Coroné, di en el ángulo, hoy shamushamos.— Hable y ahí fue donde soltó una risa más fuerte.