ɢɪʀʟs ɪɴ ʟᴏᴠᴇ - ʀɪᴠᴇʀs_ɢɢ

28. ʟᴀ ᴘʀɪᴍᴇʀᴀ ᴠᴇᴢ

Narra Lu.

Estaba recostada con Samy, en su cama claramente, estábamos viendo videos del canelo, no estábamos haciendo nada más.

Ya que faltaba poco para la pelea de Samy, ya nos íbamos a ir a España y me daba miedo, me sentía tan nerviosa.

Que tal le dan un golpe mal y uy no, me la apendejan más.

Pero justo en este momento me estaba sintiendo rara en ese sentido.

No quería pensar en nada más, estaba evitando mirar a Samy con todo mi ser.

Ella al parecer sabía cómo estaba en ese momento, ya que me tocaba, raro.

No me quejaba, es más me gustaba, pero si seguía así, pasaría lo que había estado tratando de evitar para no hacerla sentir incómoda.

Sin más, de la nada me beso, inconscientemente le seguí el beso, no me negaría a besarla.

Nunca.

Algo que no pensé que yo haría fue, bajar mis besos por su mandíbula, lo que menos esperé es que ella no me detuviera.

Al llegar a su cuello ladeó un poco su cabeza, dándome más acceso a seguir haciéndolo.

Me acomodé para seguir besándola, a este punto no quería romper el beso.

Se sentó a horcajadas sobre mi regazo, llevé mis manos a su cintura para acercarla más a mi.

— No quiero, obligarte.— Susurre entre beso y beso.

— No lo harás...— Respondió en el mismo tono.— Pero por favor tócame.

Si voz sonaba muy necesitada.

Metí mis manos dentro de su camisa, la calentura no me dejaba pensar bien lo que estaba haciendo.

Pero si a Samy no le molesta, menos a mí.

— Va a ser mi primera vez.— Susurró de nuevo, estaba soltando leves gemidos cada vez que la besaba o tocaba.

— Si hago algo que no te gusta puedes decírmelo.— Respondí.

El tiempo se pasó rápido, sin fijarme, ya estaba besando sus pechos por encima del sostén, mis manos temblaban al tocarla.

Soltó una suave risa al notarlo.

— Puedes tocarme como quieras Lu, si algo no me gusta, te lo diré.— Hablo y levanté mi vista para mirarla.

— Lo sé, pero aún me pone muy nerviosa tocarte.— Respondí, me acerqué a darle un corto beso y luego bajé besos húmedos por todo su pecho y vientre.

Así estuve hasta que me pidió que desabrochara su sostén, entendí que era lo que quería así que comencé a jugar con sus pechos.

Mi lengua hacía círculos en sus pezones, los cuales estaban duros.

Dejé algunos chupetones en la zona, succioné un poco su pezon mientras con mi otra mano masajeaba con algo de brusquedad.

A este punto Sam ya soltaba gemidos un poco más fuertes, dándome a entender que lo estaba haciendo bien.

Y quería seguir así.