26. ꜰɪɢᴜʀᴀꜱ ʀᴀʀᴀꜱ

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Narra Luna

Estaba con Samy en un supermercado, la niña no tiene nada en la despensa, como sobrevive no se.

— ¿Para que echas albahaca?— Preguntó empujando el carrito.

— ¿Para comer?— Dije sarcástica.— Obviamente, tienes que comer saludable cariño.

— Okey.— Asintió.

Sonreí y seguimos caminando por los pasillos, buscando que llevarnos.

Aunque llevábamos cosas que probablemente no comeríamos pero ahí vamos.

— Mira galletas, ¿las llevamos?— Señale un paquete de galletas, en el empaque se veían buenas, tenían figura de pescaditos tan bonitos.

— Va va va.— Respondió.— Tengo hambre.— Agregó y reí.

— Después de terminar aquí, podemos ir a comer si quieres.— Dije, ahora yo empujando el carrito.

— ¿Enserio?

— Si claro, no veo porque no.— Respondí, agarro mi brazo y caminamos juntas.

No es como que lo evitáramos, pero inconscientemente parecíamos una pareja a donde salíamos, Samy como si nada me llamaba mi amor o Lu en público.

Sé que no le molestaría lo que dijeran de eso, pero a mí sí me da miedo que le lleguen a decir algo feo y que se arruine todo.

Terminamos de comprar todo y luego pague, cosa que hizo que se enojara.

— Te dije que yo iba a pagar.— Habló detrás de mi, mientras yo subía las bolsas al baúl del carro.

— Bonita, ya había dejado mi tarjeta, me daba pena.— Respondí dándome la vuelta para mirarla.

Se cruzó de brazos y me acerqué a abrazarla.

— Ándale no te enojes, te compro comida si no te enojas.— Hable y no me respondió.

Aún en el abrazo tenía sus brazos cruzados, pero poco después me abrazó.

— Va, acepto tus disculpas.— Respondió y sonreí.

Nos subimos al carro y maneje hasta su restaurante favorito. Sabía que si tenía hambre era porque quería comer su comida favorita, siempre que estamos en la calle o en otra parte y me dice que tiene hambre es por eso.

Íbamos en silencio, no era incómodo, pero era raro que ella no hablara, siempre tiene tema de conversación.

— ¿Estas enojada?— Me pregunto.

— ¿Que? No ¿por qué?

— Es que no estás hablando, sé que no hablas mucho, perdón pensé que estabas enojada.— Habló rápidamente, puse mi mano en su pierna para callarla.

— No estoy enojada, está bien, solo que aveces me olvido que puedo hablar y todo eso.— Respondí y rio.— Además que estaba concentrada manejando, no me fijé.

— Está bien.— Habló, faltaba poco para llegar.

No estaba lejos, pero tampoco quería manejar rápido y que pasara algo.

Minutos después llegamos, me estacioné y me bajé primero, mientras Samy buscaba su celular.

Ya que siempre busca sus cosas de último minuto, ya es costumbre.

Me acerqué a su lado y abrí la puerta, para que se bajara.

— Gracias.— Hablo bajándose.

— ¿Encontraste tu celular?— Pregunté.

— Si, lo tenía en la mano, no me fijé.— Señaló y reí negando.

— ¿Te incomoda si agarro tu mano para entrar al restaurante?— Pregunté y negó agarrando mi mano.

— ¿Por qué lo haría? Eres mi pareja claro que puedes.— Respondió y sonreí.

Entramos al restaurante y ahí nos dieron una mesa, la cual estaba frente a un ventanal muy grande.

— Mira, venden cosas de mariscos y también cosas normales.— Le enseñé el menú.— ¿Que pedirás?

— No sé, ¿puedo pedir sushi?

— Si, Samy tú te lo comerás pide lo que quieras comer, está bien.— Respondí.

— Va, va.— Asintió.

Nos pusimos de acuerdo en que pediríamos, luego llegó la mesara y apuntó nuestra orden.

— Ya me aburrí.— Dijo de la nada, no habían pasado ni diez minutos desde que la mesera se había ido.— Y al parecer mi celular no tiene carga, no reacciona.

— Utiliza el mío.— Respondí.

— ¿Segura? No quiero que pienses que te quiero revisar el celular, no, no mejor me quedo así.— Hablo rápido.

— No Samy, está bien, no es como que te oculte algo, no tengo nada que ocultarte.— Respondí.— Además está bien si lo revisas no tiene nada de malo.

— Es que.

— Y te descargué algunos juegos que se que te gustan.— Se lo di.

— ¿Enserio?— Preguntó y asentí.— No, no me sé la contraseña.

— ¿Como que no te la sabes Samantha?— Pregunté y me acerqué más a ella.

Agarre el celular y luego su dedo incide, apague nuevamente el celular y se lo di.

— Mire, prueba a ver si agarra tu huella.— Hable.

— ¿Pusiste, mi huella?— Preguntó confundida.

— Pues si, por si no se, lo necesita agarrar o buscar algo, lo puede desbloquear sin problema.— Respondí sonriendo.

Mientras ella jugaba en mi celular o saber qué hacía, yo me puse a ver con más detalle el restaurante.

Tenía colores muy llamativos, así como figuras raras, lo cual me gustaba.

Creo que me gustó lo raro desde pequeña, cuando los niños de la escuela me decían que era rara.

Me molestaban por eso, pero está bien, eran solo niños.

— ¿Lu?— La voz de Sam hizo que saliera de mi trance.

— ¿Si? Perdón estaba pensando.— Respondí.

— No, es solo que, te vi bien concentrada en las figuras.— Señaló.— ¿Estás bien? ¿Pasa algo?

Ella me conocía, en poco tiempo me conoce bien, me da miedo.

— Si Samy, estoy bien enserio.— Entrecerró los ojos y sonreí nerviosa.

— Esta bien, te creo, pero si pasa algo, me dices.— Agarro mi mano.

— Si, sabes que lo haré.— Respondí, solo había recordado mi infancia y adolescencia, no es la gran cosa.

Comencé hablar con ella para no pensar en eso tanto, no me gustaba recordar mi pasado.

Nos trajeron la comida, y ahí al parecer Samy se dio cuenta que necesitaba estar hablando para no distraerme de nuevo.

Ya que sabe que no hablo mucho y se le hizo raro que comenzar hablar de la nada.

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Recién acaba de terminar el partido de pio vs barrio y no mames, pensé que iba a ser diferente jajaja

Íbamos bien al principio 1-0, pero llega el dado 3-1 perdiendo pio y pum, el final 8-1 la gran.

Me lleva la que me trajo, es el primer partido del femenil, aún tengo mi fe en pio masculino

Si perdemos mañana me suicido

*Voten y comenten*

ɢɪʀʟs ɪɴ ʟᴏᴠᴇ - ʀɪᴠᴇʀs_ɢɢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora