19. ¿ᴘɪᴏ?

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Narra Luna

Estaba viendo que prepararle de comer a Samy, teníamos hambre, pero no encontrábamos algo que se nos antojara.

— ¿Y si comemos Maruchans?— Preguntó y la mire unos segundos.

— Va.— Hablé y me acompañó a la cocina, ahí terminamos sacando el tema de su equipo de fútbol.

— Tu haces todo y yo me encargo de verme bonita mientras de cuento.— Habló y asentí.

No sé cómo llegamos a ese punto, porque empezamos hablando de algunas comidas que no nos gustan y ve.

— Es que te vas a reír.— Hablo y negué.

— Nombre, no creo.

— Es que... se llama... Pío.— Hablo y la mire, pestañe un par de veces para ver si había entendió.

— ¿Pío?— Cuestione y asintió.— Bonito, un poco inusual, pero tiene sentido cuando su comunidad se llama pollitos de colores, me gusta me gusta.

— ¿Enserio?— Preguntó.

— Si enserio, está chulo.— Respondí y le di su Maruchan.

Sonrió tomándola.

— En unos meses tengo que ir a España, quiero ir a verlos jugar unos días.— Hablo y asentí comiendo.

Pero se quedó callada y se me hizo raro.

— ¿Quieres acompañarme?— Preguntó de la nada.

Lo pensé por unos segundos.

— Va, adelantaré algunos cosas de mi trabajo para estar esos días libres, ¿si?— Hablé y asintió sonriendo.

Jalo su silla y se sentó a la par mía.

— Y le diré a Juan, porque si no se enoja cuando se entere que me fui sin avisarle.— Agregué.

— Se me olvidaba que aún eras una niña.— Bromeó y la miré ofendida.— Pues si, apenas tienes dieciocho y yo ya voy a cumplir veinticinco.

— Son solo, siete años no es para tanto.— Respondí y negó riendo.

— ¿Tu crees que tu hermano se enoje cuando se entere?— Preguntó.— Bueno, ¿en algún momento te gustaría hacer pública, si llegamos a tener una relación?

— Tal vez se enoje, pero bueno.— Respondí la primera pregunta.— Y no me molestaría que todos se enteren de nuestra relación, bueno de nuestra no-relación.

Ya que aún no éramos pareja pero lo estábamos intentando.

Soltó una risa.

— A mi tampoco, siempre quise hacer mi relación pública con él pero, nunca quiso.— Hablo, susurró lo último.

Agarre su mano sobre la mesa.

— Yo nunca haría eso, no me molestaría hacer pública nuestra relación o estar con usted en lugares públicos.— Hablé y me miro, una sonrisa se dibujó en su rostro.

— ¿Segura?

— Segura, muy muy segura.— Respondí y sentí un leve apretón en mi mano, noté que lo hizo inconscientemente y sonreí.

Seguimos comiendo mientras hablábamos de su equipo, me terminó contando de nuevo como se terminó metiendo en eso de su equipo.

No me molesta escucharla, incluso, soy capaz de escucharla todas las veces que me cuente sus cosas, por la más mínima que sea, media vez ella se sienta cómoda y bien contándome, yo estaré a su disposición.

No importa si ya lo sabía, me sorprendería de nuevo.

Nos pusimos a lavar los platos que utilizamos y después de eso nos fuimos a la sala, ya que ahí estaba mi computadora y ella quería ver una serie.

Me senté a la par de ella mientras tenía la computadora en mis piernas.

Después, sentí su mirada en mi.

— ¿Tengo algo?— Pregunté confundida.

— Es que te ves tan... bien con lentes.— Hablo y reí nerviosa.

— Soy miope.— Me tocó bromear para que no notara que me ponía nerviosa.

— ¿Que estás haciendo?— Preguntó acercándose a mi.

— Terminando unos planos que me pidieron.— Respondí señalando la computadora.

Los miro tan detalladamente que hasta miedo me daba que le encontrara algún error.

— No sé nada de esto, pero se ve bien.— Hablo y sonreí.

Acomodé mis lentes y miré de reojo que se morido el labio, después volvió su vista a la televisión.

Ay señor Jesús, odio que me pase esto, hace que tenga ese tipo de pensamientos cuando no quiero hacer eso y que se sienta incómoda, pero es imposible cuando me anda coqueteando así.

Así que mejor puse toda mi atención en mi computadora y dejar de pensar así.

Después de unos treinta minutos o más, terminé y puse mi cabeza en su regazo para que me hiciera piojito.

— Me gustas mucho.— Murmure viéndola.— Tus ojos, tus labios, tu pelo, todo, me gustas mucho tú.

Mire sus mejillas agarrar un color carmesí, que le quedaba tan bien en su piel.

— Incluso cuando te sonrojas.— Hablé.

— Yaaaa.— Se cubrió la cara con sus manos.— No me digas cosas así que me sonrojo fácil.

— Lastima, le diré todos los días lo bonita que es y lo afortunada que soy al ver que acepto intentarlo conmigo.— Respondí.

— Eres muy buena conmigo Lu.— Habló y me senté.— Siento que si no hubieras llegado a mi vida, no sería la persona feliz que soy ahora, y eso que arreglaste mi vida en tan pocos meses.

Sonreí viéndola y la abracé.

— La quiero mucho, mucho mucho.— Hable mientras ella ponía su cabeza en mi pecho.

— ¿Enserio lo haces?— Preguntó en un tono inseguro.

Sabía que se sentía insegura por el pendejote de su ex, pobre desgraciado.

— Si Samy, estoy muy, muy segura que lo hago.— Afirmé y sonrió.

— Se que lo haces.— Susurró.

Lleve mi mano a su cabeza y la acaricie, soltó un suspiro y no nos movimos de nuestra posición.

Amaba tenerla cerca, y la tendré cerca hasta donde ella me permita.

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¿Que harían si esta historia termina muuuuuy mal?

:))

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ɢɪʀʟs ɪɴ ʟᴏᴠᴇ - ʀɪᴠᴇʀs_ɢɢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora