Capítulo 12.

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Rose

Las sábanas suaves que me envuelven el cuerpo son arrancadas inesperadamente, la luz matutina ilumina la habitación y los ojos verdes de Soh se posan frente a los míos.

—¡¿Interrumpo tus sueños húmedos bella princesa?! —me saca de la cama— ¡Levántate que son las ocho de la mañana!

Miro a un lado buscando a Jungkook pero sólo está su espacio vacío. Los párpados me pesan y el sueño que cargo es horrible ya que pase toda la noche gimiendo, jadeando, y no sé ya ni cuantas veces me corrí ni cuantas veces me dejé follar hasta que me dolió la chocha.

Recuerdo las cosas que le dije y me quiero morir de la vergüenza porque se me salió un «Papi» ¡Dios mío qué pena! No quiero verlo porque siento que se va a reír de mí, no sé ni siquiera si eso excita a los hombres, sólo sé que se me salió y que no puedo decirlo de nuevo.

Entra a la habitación con una bandeja de comida y meto el rostro entre las sábanas «Dije que no quiero verlo»

—Buenos días —me deja la bandeja en la cama, hay unas tostadas bien quemadas pero la intención es lo que cuenta— se me quemaron un poco.

—¿Un poco? —me burlo con la sabana tapándome la mitad del rostro— por poco hay que llamar a los bomberos.

—Rose... —suelta una carcajada quitándome la sabana— ¿Por qué te estás tapando?

—Porque tengo vergüenza —me levanto tomando el carbón, digo la tostada.

Sella los labios evitando reírse y comienza con la mañita de morderse la comisura del labio.

—¡No te vas a reír! —le digo— no me hagas pasar mas vergüenza...

—Yo no he dicho nada —se acerca a besarme el cuello— y sí Rose... me gustó que me dijeras así.

Me levanto rápido de la cama, no puedo, tengo la cara como si hubiese corrido un maratón y me voy al baño escuchando la carcajada que suelta desde la habitación.

Escucho la voz de Soh afuera regañando a Jungkook por haberme quitado horas de sueño, también diciéndole que su padre mandó a decir que debo ser la numero uno en los concursos en los que estaré o si no me meterá las manos en la trituradora.

Quito la oreja de la puerta al oír eso, hay cepillos empaquetados y tomo uno lavándome los dientes, tengo los labios hinchados y los pezones rojos, tiene una obsesión con pegarse ahí que no entiendo, sólo son pechos.

Me meto a la ducha bañándome y lavándome el cabello rápido ya que estoy sobre la hora, el cabello que antes me llegaba a las caderas ahora se amolda a la mitad de mi espalda, también me sacaron un flequillo cosa que nunca en mi vida había hecho pero Soh dice que me luce.

—Sé que voy tarde y no quiero oír que me regañes —digo al abrir la puerta, está sentada en la cama— me alistaré rápido.

—Lev —lo llama— ven a ayudar a Rose.

Jungkook está parado en el umbral de la puerta, lanzo la toalla que llevo puesta al suelo y se le va encima a Lev cuando intenta tocarme el cabello.

—No te atrevas a ponerle un dedo encima —lo toma del cuello y Soh se levanta— nadie la toca y no es negociable lo que ordeno.

—Suéltalo animal de monte —forcejea con él— a mi hijo le gustan los hombres ninfómano ridículo.

—¡Igual no tiene porque tocarla! —comienzan a discutir y me enfoco en terminar de arreglarme.

Tomo el vestido que dejó en la cama, siguen discutiendo y me da risa porque Lev me ha visto desnuda infinidades de veces, pero eso no lo puede saber Jungkook porque será peor la disputa.

PELIGROSA ADICCIÓN | Jeon Jungkook +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora