|Peligrosa Tentación| Capítulo 1

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Secretos.

Después de tres años.

Rose

Me aireo el rostro mientras camino de un lado a otro en el camerino, los nervios me están comiendo y siento ese hormigueo en el estómago que te da cuando estás ansioso.

Asomo la cabeza abriendo un poco la cortina y sonrío al ver a la personita que está en el área privada la cuál mantiene la postura recta y la vista al frente con la capota tapándole el cabello y con esa aura tan imponente y madura que la caracteriza.

Mi nombre resuena en el micrófono y los aplausos no tardan en llegar, hace tres años una mujer me abrió los ojos brindándome esa fuerza y ese aliento que tanto necesité, me reiteró muchas veces que yo todo lo podía y que no tenía el mundo a mis pies porque no quería.

La banca del piano me espera y tomo asiento mientras las notas de The Flowers se apoderan de mis dedos los cuales ahora tocan con sutileza mientras el sonido envuelve al público.

Complemento cuatro canciones en una haciendo el mix que hace que el público aplauda ya que he creado mis propias melodías.

Toco las teclas mientras mis ojos están puestos en el amor de mi vida «Ella» me alza los pulgares sonriente mientras doy las gracias a la vida por permitirme haber llegado tan lejos y por darme a la persona que más amo en el mundo.

La ovación del público que se pone de pie me hace soltar lágrimas de agradecimiento porque sin ellos nada de esto habría sido posible. El público me ama y yo los amo a ellos, las pancartas con mi nombre se ven por todo el teatro, las cámaras me apuntan soltando flashes y la gente corre por un autógrafo cuando bajo las escaleras.

—¿Nos podemos tomar una foto? —se acerca un grupo de chicas a mí.

—Claro —asiento sonriente.

—De verdad te amamos —dice— tu historia es fascinante, ojalá algún día atrapen a esos malnacidos...

Ignoro lo que dicen, «Siempre es así» firmo, me tomo fotos y regreso al camerino.

Luego de que nació Maddy tomé la decisión de irnos de Grecia, allí no iba a poder seguir mis sueños ni iba a poder darle todo lo que quería a mi hija. Con el dinero de Lev y dos maletas tomé el avión que me trajo hasta Bélgica donde un año después conocí a quién viene caminando hasta mí.

—Increíble como siempre mi amor —me besa la mejilla.

Reparo al ser perfecto que tiene en brazos y me estira las manitas para que la cargue.

—¿Cómo estuve? —sonrío dándole besos por todo el rostro.

—¡Hermosa! —se emociona— te ganaste que te apapache.

Me aprieta con los bracitos rodeándome el cuello y me aferro a ella devolviéndole el abrazo.

—Te amo —le digo— mucho mucho.

—¡Yo también rosa! —une su frente a la mía— mucho mucho.

Mi hija es mi todo, lo más importante que tengo y desde que nació le he inculcado todo el amor maternal que nunca tuve, es dulce y cariñosa pero también tiene ese carácter imponente y fuerte que muchas veces me asusta.

Para ella soy su rosa hermosa, así me dice y el que sea feliz y viva rodeada de gente que la ama me calma porque el pensar que algún día puede... paso saliva con lo que desencadena pensar en su sangre.

«Todo está bien, no le harán daño nunca»

Camino con ella en brazos, no permito que los medios la vean ya que nadie externo a mis allegados saben que tengo una hija, vivo rodeada de cámaras y fama y no sólo porque toco el piano y mi talento despegó, también porque tengo una "Relación" con Arthur Múller quién es el magnate más importante de Bélgica, casi toda la ciudad es suya, tiene empresas de telecomunicaciones y tecnología por todo el país y siempre vivimos rodeados de suprema seguridad cosa que me calma en ciertos aspectos.

PELIGROSA ADICCIÓN | Jeon Jungkook +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora