Capítulo 13.

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Tulum.

Rose

Las veces que pise un país de América Latina fue en compañía de mis papás en vacaciones familiares.

Las palmeras se mueven al ritmo de la brisa, el sol quema y me envuelvo de la cultura que ofrecen.

Saria permanece a mi lado mientras nos consienten con masajes y aunque parece que todo está bien no puedo dejar de pensar que esto es sólo una fachada para lo que tengo detrás, porque sigo en manos de la Bratva y aunque Jungkook intente hacerme olvidar eso, el miedo siempre será más grande.

—¿Qué haremos más tarde? —llega Jin junto con Jungkook.

—Vi qué hay una disco cerca —comenta Saria levantándose de la camilla— ¿Podemos ir?

Saria no sabe nada de lo que hace Jin, piensa que son empresarios y me pesa el que tenga que mentirle porque se ve una buena chica pero entiendo que por seguridad no pueden decir quiénes son.

—¿Tú qué quieres hacer? —me pregunta Jungkook dejando bolsas de compras en la camilla— te compré bikinis, ropa de playa y artículos de aseo.

Abro la bolsa notando que compró más de cinco tipos distintos de shampos, jabones y cremas.

—No sé cuales usas así que compre varios —sé encoge de hombros haciéndome reír.

—¿Es seguro que vayamos a la disco? —pregunto abrazándolo.

—Rose.. —me sube el mentón para que lo mire— quiero que te olvides de todo por tres días —pide— ¿Puedes hacerlo? Solo enfócate en disfrutar porque estás aquí conmigo.

Asiento tratando de olvidar la pesadilla actual en la que vivo. Y tiene razón, es la primera navidad que no pasaré junto a mi familia y sólo estamos él y yo y esto es más de lo que pedí, ¿Que podría salir mal?

Jungkook saca las llaves de las habitaciones, entrega una a Jin y me toma de la mano para ir al resort.

Almorzamos, paseamos por los alrededores del lugar y estar con él se siente tan diferente que no sé cómo explicarlo porque nunca en todos los años de relación que tuve me sentí así.

La noche llega y nos alistamos para ir a la disco, en la maleta que trajo está la ropa que Soh me regaló junto con las pocas cosas que tengo, tomo un vestido playero de los que compró Jungkook para mí «Tiene buen gusto» entro en las sandalias de yute, me arreglo un poco el cabello y hago uso del poco maquillaje que tengo.

Jungkook

El teléfono no ha dejado de sonar con llamadas de Aleska, desactivé la ubicación desde que abordamos el avión y ha de estar buscándome como la intensa que es. Lo apago olvidándome de todo ya que lo único que me importa está conmigo.

Bajo junto a ella, nos encontramos con Jin en el lobby y caminamos hasta la disco que está a pie de playa.

Paty Suárez dejó en claro a todo Tulum que soy una persona importante y por eso las miradas que me dedican todos en todo lugar, aunque no sé si me miran a mi o a Rose.

Entramos ubicando las mesas donde estaremos, sirven un trago de Whisky y pido algo sin alcohol para Rose.

—El famoso Jeon Jungkook... —susurran en mi oído y cierro los ojos cuando me doy cuenta de quién es.

Rose voltea a ver a la mujer de rasgos franceses que me come con la mirada.

—¿Cómo estás? —se apresura a besarme la comisura del labio y le quito la cara.

PELIGROSA ADICCIÓN | Jeon Jungkook +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora