EPÍLOGO.

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Maddy

París/Francia.
20 años después.

Mi vista deambula entre los sementales que caminan en mi habitación. La erección notoria en el bóxer de ambos me hace sonreír porque lo que quiero lo obtengo y queda demostrado por cómo dejo que los mellizos Stratto deslicen sus manos a través de mi cuerpo mientras el vibrador que yace dentro de mí me da un alucinante orgasmo.

—Joder...—jadeo en medio del éxtasis.

En mi vida no hay tabúes ni nada que me retenga de hacer lo que me place, una de mis fantasías más oscuras era follarme a los hermanos más poderosos de Italia y es que me enciende... el poder, la mafia, las perversiones y el placer que denotan los hombres hacia mí haciendo que se arrodillen cada que quiero.

—Que divina estás cara mía —comenta uno de los rubios mordiéndome el lóbulo de la oreja.

Cara mía: querida mía.

—Dime algo que no sepa...

Se ríen dejando besos en mi cuello, buscan de mi boca pero no se los permito y regresan a los pechos de los que se prenden haciéndome arquear la espalda.

El teléfono vibra en la mesa y de lejos detallo el nombre que se asoma en la pantalla «Jeon Kai»

Estiro la mano mientras uno de los rubios baja a mi sexo lameteando mi clitoris.

—¡Joder! —me muerdo el labio.

Tomo el teléfono y deslizo la llamada.

—Espero que sea algo importante porque estoy follando y...

—Asesinaron al abuelo.

—¿Qué? —me levanto tomando por el cabello al rubio al que aparto.

—Tienes que volver a Moscú, la abuela está muy mal y papá está histérico porque no le contestas los mensajes y esto es algo que requiere de tu presencia.

Coloco el teléfono en altavoz yéndome a la bandeja de mensajes notando la cantidad que ha dejado en las ultimas cuarenta y ocho horas.

—¿Quién fue? —pregunto levantándome de la cama y ubicando mi ropa en el suelo.

—Fue Malik Ivanov.

El nombre hace corto en mi sistema porque Malik es eso inmoral y prohibido, eso que mi mente no olvida y mi cuerpo tampoco.

Es el verdadero pecado para mí, lo que me desestabiliza y remueve al punto de que cada vez que lo miro siento que ardo en llamas porque es lo intocable, es el enemigo, y un Jeon no se acuesta con el enemigo.

Mis padres años atrás lo hicieron, se enamoraron siendo enemigos y pasaron por demasiadas situaciones que me dejaron en claro que no quería vivir lo mismo que mi madre.

—En unas horas estaré allí —le digo colgando el celular. No quiero ser indolente pero me duele más saber quién lo mató al hecho de que mi abuelo dejó este mundo.

Me visto rápidamente tomando mis cosas del closet y llevándolas a la maleta. Fuera de la habitación están mis escoltas y me despido de los rubios que no entienden el cambio de planes.

—Preparen el avión —ordeno a James.

Abordan conmigo el ascensor que me lleva al vestíbulo del hotel abriéndome paso entre las personas que están en el lobby.

Subo al auto en el que me pongo en contacto con mi profesora de canto y es que llevo siete meses en Francia tomando clases en el conservatorio de parís.

PELIGROSA ADICCIÓN | Jeon Jungkook +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora