EXTRA ROSE.

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Extra del día que Rose conoció a Jungkook.

Desde sus ojos.

Aparto las pelusas del gabán que llevo puesto sobre mi vestido. Los labios rojos resaltan y amo que Gabriella se destacara con el maquillaje que me hizo, resaltando lo mejor de mí.

Mis ojos.

Medio asomo la cabeza a través del umbral que separa los camerinos del teatro y las manos me sudan porque es primera vez que tocaré frente a tanta gente, y es que no es cualquier gente, son los ricos y millonarios de Varsovia.

Espero que el grupo de músicos que toca el violín culmine mientras que Luisa habla de no sé qué a mis espaldas, sinceramente no le estoy prestando atención ya que estoy nerviosa, siento cómo el estómago se me comprime.

—No sé si pueda hacer esto... —le susurro aireándome.

—A ver... —se lleva la mano a la cintura— vas a salir y vas a tocar como la talentosa que eres sin montarme excusas mira que hay mucho en juego.

—Tengo muchos nervios...

—Lo sé —me coloca las manos a ambos lados de los hombros— pero ya estás aquí y vas a demostrarles que no me equivoqué al recomendarte, ahora mueve el trasero y sal que es tu turno.

Me gira dándome un apretón y me aliso el vestido dejando el gabán sobre la silla. Me observo una última vez en el espejo y tomo aire.

Los aplausos estallan cuando dicen mi nombre en el micrófono y trato de no partirme un pie mientras camino con los tacones altos.

Respiro hondo cuando tomo asiento y acomodo la cola de mi vestido hacia un lado.

Notas de Beethoven se apoderan del teatro, la nuca me suda y el pecho me arde de nervios pero continúo enfocada en las teclas del piano.

Deslizo mis dedos con rapidez y cierro los ojos sintiendo la melodía que mis dedos crean mientras las miradas sorprendidas del público me hacen saber que lo estoy haciendo bien.

Luisa me sonríe alzándome los pulgares a un extremo del telón y continúo con la melodía que no se detiene por siete minutos en donde me siento magnífica, y es que es un sueño tocar en el teatro de Chopin.

La melodía termina, los aplausos vuelven a estallar y camino hasta el medio haciendo una pequeña reverencia antes de retirarme y correr a los brazos de mi profesora emocionada.

—¿Ves que si puedes? —me acaricia la mejilla— todos tus temores sólo están aquí —me da toquecitos en la cabeza— siempre vas a lograr todo lo que te propongas porque naciste para brillar Rose.

La abrazo de nuevo, Luisa es una de las personas que siempre ha creído en mí, ojalá Sara me diera el mismo apoyo.

—Vamos que quiero presentarte a uno de los directores de la orquesta de Varsovia —me toma de la mano.

Bajamos al salón, hay muchísima gente, todos visten elegantes y Luisa se acerca sonriente hasta el hombre mayor que me estira la mano apretándomela.

—Señor Marcus —habla— ella es Rose Williams, la pianista de la que le hablé.

—Es un placer conocerla bella dama —me lleva la mano a su boca dejando un beso y nada más que asqueroso que te dejen saliva pegada.

Discretamente me limpio con el vestido y tengo sed, muevo los ojos ubicando algún camarero mientras Luisa sigue hablando con el señor babas.

Ubico al chico que reparte las copas de champán y tomo una admirando los cuadros de músicos que hay a mi alrededor pero el corrientazo que me recorre el cuerpo me hace detener los ojos de inmediato para ver al semental que lleva las manos metidas en los bolsillos, madre mía... parpadeo varias veces cuando cuando me siento asfixiada y creo que el corazón se me va a salir de la caja torácica.

PELIGROSA ADICCIÓN | Jeon Jungkook +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora