Capitulo 20

34 2 0
                                    

-Miris: ¡Ah! ¡Pendeja!

Sobé mi mano, y volteé a todos lados, desconcertado.

Oí pasos bajando las escaleras del edificio de departamentos, era una de mis vecinas, llegó a donde estaba yo y la ñora se me quedó viendo feo; baje la cabeza por la pena y abrí mi departamento para entrar.

Pase mis manos por mi cara y las dejé tapando mis ojos.

¡¿Qué se supone que haga ahora?!...uhg... Bueno...es obvio que debo proteger a Leo, pero...¿qué puedo hacer?

Me recosté sobre mi colchón, me quede horas viendo al techo, solo recuerdo parpadear cansada y ¡BIP, BIP!, el despertador estaba sonando y ya cantaban las aves; seguramente soló dormí una hora o dos a lo mucho, ya que me sentía abollado. Me resigné a hacer lo normal en mi rutina, pero con una pesadez que me magullaba poco a poco.

Termine todo eso y deje el tiempo pasar, nada de lo que hice me había quitado el estrés.

Ya eran las 11 de la mañana. ¡Las 11 y no estaba haciendo absolutamente nada para salvar a Leo! ¡Soy un inútil!

De inmediato salí de casa, sin saber bien lo que iba a hacer, solo tomé mi bicicleta y me fui a toda velocidad a la panadería San Juan. Una vez llegué al lugar me quede estacionada enfrente, pensando... ¿Qué diablos se supone que debo hacer o decir?

Me quité el casco y mire su interior mientras organizaba mis ideas, luego volví mi vista a la ventana de la panadería y justo mi mirada chocó con la de Leo, el niño me saludó con la mano al mismo tiempo que me sonreía, respondí el gesto y finalmente entre al establecimiento.

-Leo: Hola Miris, ¿Vienes a comprar pan?

-Miris: Um, bueno, en realidad...

-Leo: ¿Qué sucede?

-Miris: ¿Recuerdas lo que me contaste a ayer? Mira, ese día hable con el Charro Negro y...él es quien te ha estado vigilando a ti y a tus amigos.

Sip. Solté esa bomba así como nada. ._.

-Leo: ¿Qué?

-Miris: Um, sí...bueno...Uh...

¡Ya no sé qué más decir! ¡¿Qué prosigue?! ¡¿QUÉ PROSIGUE?!

-Leo: Y-y ¿Por qué me está haciendo eso?

-Miris: Lo que él me explicó... es que al viajar entre el mudo de los muertos y el de los vivos su cuerpo se va desgastando a tal grado que debe cambiarlo, despojando a alguien del suyo; y tú al estar en constante contacto con ambos mundos no padeces aquel daño, por lo que el quiere usarte como un nuevo recipiente.

-Leo: . . . 0-0

-Miris: . . . 0-0

-Leo: . . . 0-0

-Miris: Sé que... es algo difícil de procesar, pero... estoy aquí para protegerte o por lo menos trataaar d- No, nada de tratar. Estoy aquí para protegerte.  

-Leo: . . . 0-0

-Miris: ¿Leo?

-Leo: . . . 0-0

-Miris: Oye, niño ¿'tas bien?

-Leo: . . . 0-0

-Miris: ¿Leit-

-Nando: ¡Chisguete! ¡Pregunta la abuela que con quién estás hablando!

Sonó la voz del hermano de Leo desde otra habitación.

-Leo: U-uh...Dile que con mi amiga Miris.

-Nando: ¿Qué?¿Ya encontraste otro amiguito fantasma?

Nando llegó a donde estábamos.

-Nando: Ay, no, sí es real, ja, ja. XD

-Miris: Oye, Fernando, se más amable con tu hermano.

-Toñita: ¿Miris?

La señora se acerco a nosotros y le dio un golecito en la mejilla a Nando.

-Toñita: Hola, jovencita. Deberías hacerle caso, Nandito. -_-

Amando al Charro NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora