Capitulo 23

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Respondí la llamada con temor de que le hubiera pasado algo.

-Miris: ¿Leo? ¿Ocurrió algo?

-Leo: Hola, no, nada importante ha pasado...bueeeeno, la tremenda regañada que se llevó mi hermano, pero hablaremos de eso en otra ocasión. Quería proponerte un plan para enfrentarnos al Charro Negro, lo hice con mi amiga Teodora.

-Miris: Ok, ¿de qué se trata?

-Leo: Mira, voy a salir, iré al cerro y ahí pretenderé estar solo, mientras que tú y Teo me cuidan escondidas; él debería de aparecer y entonces ustedes negociarán.

-Miris: Um, Leito... ¿Qué le pasó a tu inteligencia? El Charro y yo discutimos, ese men no va a escuchar nada, está decidido a arrebatarte tu cuerpo, además ¿Por qué solamente una de tus amigos? ¿No crees que tendríam-

-Leo: Sabía que mencionarías eso, la razón es que no encontramos al resto del grupo por ningún lado, es algo muy extraño, no nos dijeron nada...y posiblemente el Charro es el responsable de su desaparición.

-Miris: L e o... -_-

-Leo: Sabemos que no es una buena idea.

-Miris: L e o... -_-

-Leo: No obstante... Si no lo hacemos de éste modo, él me atacará en un momento en que verdaderamente esté desprevenido, sin ustedes...

-Miris: Mmmmm... -_-

-Leo: Y también tengo que rescatar a los demás, ¿Qué tal si los están torturando?

-Miris: Ay, bro... No lo sé...

-Leo: Además, después de una laaaarga charla, Nando acepto ayudarme. Por favor Miris...

-Miris: De acuerdo...

-Leo: Bien, ven aquí, a la vuelta de la esquina ¿Ok?

-Miris: Ok.

Colgó la llamada.

Llegué a nuestro punto de encuentro lo más rápido que pude.

-Leo: ¡Miris! Gracias por venir.

-Nando: Ok, par de esquizofrénicos, 'amonos pa'l cerro.

-Leo: ¡Nando!

Los chicos tenían sus propias bicicletas, en ellas llegamos al cerro, justo en el lugar donde solía reunirme con el Charro Negro.

-Miris: Uh, entonces ¿Nos escondemos en un matorral? Él te observa ¿no? ¿Qué tal si nos está viendo justo ahora? Esto fue una terrible idea...

-Leo: No es terrible, solo mala...

-Nando: Nah, sí es terrible.

-Leo: Ya, ya, solo escóndanse.

Seguimos su indicación y cuidadosamente nos ocultamos. Leo camino un poco, deambulando.

-Nando: Esto no va a funcionar ¿verdad? -_-

-Miris: Espero que no. -_-

Nando y yo escuchamos a un cuervo al cual vimos aterrizar en un nopal, era raro, no es común ver cuervos por esta zona; el aire se empezaba a sentir pesado, se sentía como si algo malo estuviera a punto de ocurrir.

-Miris: Creo que deberíamos dejar esto y volver. 0-0

-Nando: S-sí, creo que tienes razó-

Se escucharon unos pasos que no eran los de Leo, eran los que alguien que usaba escuelas, era él, aunque no podíamos verlo. Leo parecía empezar a entrar en pánico. 

-Miris: 0-0

-Nando: 0-0

-Miris: Ok, suficiente. Tenemos que irnos. Ya. 0-0

Salí del matorral junto a Nando y corrí hacia el niño.

-Miris: Leo, tenemos que irnos, esto no va a salir como queríamos.

El chico se limitó a asentir con la cabeza. Yo había puesto mis manos sobre sus hombros y lo sentía tenso.

-Charro Negro: ¿Miris?

-Miris: . . . 

-Nado: ¡No mames!¡Es real!

Me di la vuelta y cubrí a los dos niños.

-Miris: C h a r r o...

-Leo: ¡¿Dónde están mis amigos?! ¡Sé que les hiciste algo!

-Miris: ¡Charro!... ¡Deja a Leo! ¡Deja a sus amigos!

Me acerque a él y lo vi directamente a los ojos, los suyos reflejaban ¿dolor?¿arrepentimiento? no sé bien cómo interpretarlos. 



Amando al Charro NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora