La mujer nos lanzó cuchillos que estuvieron cerca de darnos. Preste un poco más de atención en nuestros atacantes y los reconocí, el hombre francés era Rousseau y había salido en las noticias por haber ocasionado un gran derrumbe en una mina, muriendo él junto a muchos de los mineros que se encontraban ahí dentro; poco después se descubrió que antes de venir a México, robó del cementerio el cadáver de su esposa Denisse, justo la mujer que lo acompañaba aquí. Ni idea de cómo carajo acabaron en éste lugar.
No podíamos parar de correr, por un lado estaba la monstruosa casa y por el otro teníamos al par de locos. Solo me detuve en el momento que quede frente a frente con Rousseau, él alzó su hacha y la iba a bajar con brusquedad hacia mí, rápidamente me moví a un costado (¡Jesús, sentí horrible! X_X); cuando el hacha se encontraba baja, la sujeté con todas mis fuerzas, no estaba dispuesta a soltarla, por lo que terminamos forcejeando.
Volteé a ver a Nando el cual se abalanzo sobre Denisse quien estaba a punto de lanzar una de sus armas en mi contra, derribándola, no obstante ella alcanzó a lanzarla, arañando superficialmente uno de mis brazos.
Rousseau no dejaba de jalar en su dirección, así que dejé de ir en contra y me acerqué bruscamente, haciéndolo perder el equilibrio, factor que aproveché para arrebatarle el hacha, para luego amenazarlo con esta.
-Don Andrés: ¡Lagartija! ¡Tengo una idea!
-Alebrije: ¡Pues dígala de una vez!
-Don Andrés: ¡TODOS CORRAN HACIA LA HACIENDA! ¡VAMOS A DERRIBARLA!
-Denisse: ¿Q-qué?
Nado le arrebató los cuchillos a la chica aprovechando su distracción y se alejó a toda velocidad de ella.
Seguimos las indicaciones de inmediato, era una buena idea, la casota esa iba a hacer añicos la puerta sí o sí. Justo cuando estábamos a pocos metros de estrellarnos, nos hicimos a un lado; la wea colisionó y destruyó no solo la puerta, si no que también parte del muro del edificio.
-Don Andrés: ¡Vayan por Leo, nosotros nos encargamos de este par estos tíos!
Xochitl, Nando y yo entramos a la hacienda brincando los restos de la casa, la cual parecía haber quedado inconsciente por el impacto de su embestida. El Charro observó todo nuestro desmadre, mientras se encontraba envolviendo en los aires a Leo con una soga.
-Xochitl: ¡LEO!
Tomé un pedazo de los escombros que se encontraban alrededor nuestro y se lo lancé, impactando éste en el lateral de su cara, lo cuál no lo hizo detenerse, pero ocasionó que volteara a nosotros, con una notable irritabilidad.
-Nando: ¡DEJA YA A MI HERMANO!
El chico lo atacó de la misma manera que yo lo había hecho, igualmente sin obtener ningún efecto más allá de enfadarlo.
-Leo: ¡AAAHG! ¡ALÉJENSE DE ÉL! ¡HUYAN!
-Miris: ¡CHARRO! ¡Ya basta, idiota!
Me aproximé a él corriendo lo más rápido que podía, al parecer no sabía bien que hacer o al menos eso reflejaba su rostro y su falta de acción. Lo golpeé en el rostro, volteándole la cara.
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-Charro Negro: . . .
-Miris: . . . 0-0
-Xochitl, Nando, Leo: . . . 0-0
Para ser honesto...creí que se teletransportaría o que detendría mi puño a centímetros de él, ya sabes, cosas de seres paranormales. No se me ocurrió mejor idea que abrazarlo, como un instinto y a la vez un intento de hacer que parara de herir a Leo.