26. Majin Vegueta

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—Vegueta...

La voz en un volumen bajo de mi padre, con un tono de asombro y mezclada la tristeza, expresa el nombre del sujeto que, ahora en modo super saiyajin, unos minutos antes estaba tan normal como siempre.

Una sonrisa, cargada de maldad es dibujada en la cara del que era —o es, no lo sé —nuestro poderoso aliado y ahora un completo desconocido, ojos que han sucumbido a la locura nos observan de una manera que me es incómoda. Los aquí presentes no lo podemos creer.  Sus ojos presentan un cambio en la linea del agua inferior, como una especie de delineado muy marcado, su frenre es llamativa por la enorme M en ella, simbolo de la maldad a la que decidió entregarse.

La magia de Babidi lo hace de nuevo y somos transportados una vez más a otro sitio. Una velocidad revuelta con una gran incomodidad se hace presente en el intercambio de lugares, tengo que mantener mis ojos cerrados para poder soportar esta sensación. Luz del día y cielo azul son lo primero que veo cuando todo termina, el bullicio del público es tan familiar que no tardo en identificar que se trata del torneo de Artes Marciales. El resto del equipo luce tan sorprendidos como yo.

—Esto es real, estamos en la plataforma del torneo —les digo en voz media para que solo nosotros escuchemos.

El padre de Videl y el presentador nos miran con miedo y sorpresa, retroceden y tienen muecas demasiado obvias de estas emociones, no pueden creer como llegamos aquí tan de la nada. También comentarios y gritos por parte del público se hacen oír.

—Señores, es algo tarde para presentarse, ¿porque se marcharon en primer lugar?

El amable presentador se acerca a nosotros, notamos como a Vegueta eso no le agrada y solo incrementando su ki, logra hacer una gran expulsión de energía que logra mover a todos, mi padre se pone enfrente del supremo Kaio para evitar que se lastime y el presentador es lanzado al aire. Sin dudarlo, con una velocidad impresionante, logro sostenerlo en el aire. Mr. Satán logra mantenerse en pie pero no por mucho tiempo ya que es lanzado hacia una pared cercana.

Vegueta esboza una pequeña pero maliciosa sonrísa, se queda pensativo unos segundos hasta que finalmente grita:

—¡Cállate animal insignificante! Yo no voy a obedecer tus órdenes, solo quiero vencer a Kakaroto.

Se voltea, tomándose su tiempo, su mirada fijada en mi papá, lo mira con recelo. Frente a frente, separados por lo que parece un metro, máximo dos de distancia, lo apunta con el dedo y sonriente como un demente, hace una señal con cuatro dedos. Una energía se forma en su palma y mi padre grita que no, es un ataque, letal si lo dejamos pasar. Pero lo lanza, es una gran energía dorada que pasó de ser una bola a una enorme ráfaga en segundos. Mi padre usa sus brazos para contenerla pero es demasiado poderosa.

Lo empuja poco a poco y papá lucha con sus fuerzas para detenerla; desgraciadamente falla y el sale volando pero la ráfaga va directo hacia las gradas donde se encuentran los espectadores del torneo, atravesandolos y yendo mas alla a la distancia mientras se observa una gran explosión. La gente huye despavorida y se arma el caos.

El miedo y la incredulidad se apoderan de mi y mi mente piensa en Videl, mi madre, Goten y los demás, rezando para que ellos no hayan estado ahí. Papá desde el aire observa la escena, se siente la decepción en su rostro. Destellos rojizos y chispeantes salen del aura dorada de Vegueta, quien luce como psicópata al no importarle lo que acaba de hacer o sin tener empatía alguna.

—Vegueta, eres un maldito hijo de perra

La voz de mi padre se vuelve profunda, con decepción y tristeza, expresa su sentir ante su eterno rival. Se miran y las acciones dicen más que las palabras.

Por lo que solía pelear.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora