🌈 CAPÍTULO 3 🌈

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BRUCE

– Dice que no me conoce.

– Vamos, cariño, sabes que no es verdad.

Mi madre me abraza por la espalda mientras me contemplo en el espejo nuevo de mi antigua habitación.

Es verdad que he cambiado; antes tenía los ojos de un color marrón vivo, y ahora se han convertido en un gris apagado. Hace años tenía la piel impecable de imperfecciones, y ahora me adorna una cicatriz profunda entre el pómulo y ojo derecho. Mi piel siempre ha sido de un tono bronceado, y aunque ahora también, la tinta de todos los tatuajes que llevo se la come por completo.

– No has cambiado tanto como para no saber quien eres – sigue hablando.

– Soy una persona completamente distinta en comparación a hace seis años.

– Ya, hijo, y no es nada extraño – me rodea y se pone frente a mi, tapando mi reflejo – La gente tiene derecho a cambiar. Es la metamorfosis de la vida. Mucho más cuando suceden cambios y se toman caminos diferentes.

– ¿Y si no consigo que vuelva a conocerme como antes? - trago duro.

– Solo tienes que volver a ser tú. Porque esto – me toca el pecho, a la altura del corazón – Es lo que nunca va a cambiar. Aún pasando miles y miles de años.

Quiero seguir hablando con mi madre para obtener algún consejo más que me alivie la presión que siento en el pecho, pero la puerta de la planta principal se escucha chirriar y seguidamente las voces de mi hermano resuenan por toda la casa.

– ¡He vuelto! - sube las escaleras frenéticamente y se planta en mi habitación en cuestión de segundos. Después, se tira en mi cama, arrugando las sábanas en el proceso – He encontrado trabajo en el primer sitio que he buscado. ¿El universo me está sonriendo? Yo digo que sí – nos mira feliz.

– Ya era hora. Apártate de mi cama – le gruño – estaba recién hecha.

– Menudo humor de mierda tienes, colega.

– Y siempre lo tendré mientras tenga que verte la cara. Fuera.

– Bruce... - me advierte mi madre.

– No, está bien. Me voy – alza las manos, en señal de paz – Creo que voy a salir a correr un rato antes de empezar con la rutina de trabajo. ¿Sabes? - me mira, impasible – He visto a Nía trotar por la zona. Se ve que no ha perdido la costumbre. Y menos mal, porque le sienta de maravilla. Menudo culo se le ha puesto, hermanito.

Me abalanzo contra él lleno de rabia. Le asesto un puñetazo en el labio, llevándome su sangre conmigo mientras mi madre intenta detenerme por atrás.

– ¡Basta, Bruce, basta, joder!

– No vuelvas a mirarla de esa manera, cabrón – le gruño, tirándolo al suelo.

– Sigues enamorado como un puto perro. Bien, solo quería saberlo.

– Sal de aquí, Logan – le dice mamá, completamente tensa – Hazlo, por favor.

Mi hermano me echa una última mirada y sale pegando un portazo.

– Baraja tu temperamento – me habla, más calmada – Hablaré con él.

– Da igual. Su número de neuronas no aumentará por mucho que te esfuerces.

– Hemos vuelto porque podemos empezar de cero, Bruce – me mira de forma dolida - Por favor, pon de tu parte. Eres el más maduro de los dos...

– Eso no significa que tenga que aguantar sus comentarios y actitudes. Y me alegro si vosotros podéis empezar de cero, pero yo no. Mi vida sigue patas arriba, igual que todos estos años. No me vengas con chorradas, mamá. Bien sabes que quien más ha perdido de los cuatro, he sido yo.

LA ECUACIÓN DEL DESTINO (#1 SERIE DESTINO) (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora