🌈 CAPÍTULO 20 🌈

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BRUCE

Ya hace ocho días que volvimos de la casa rural. En este tiempo no he hablado con Melania y tampoco he pasado tiempo de calidad con ella. Tan solo hemos compartido los momentos donde todo nuestro grupo ha estado unido, como en los descansos de clase.

Después de la última noche caótica, me pidió tiempo. No dudé en dárselo. Vi de primera mano lo afectada que estaba por todo su pasado y lo que pasó entre nosotros que hasta a mi me ha venido bien estos días de distancia para pensar con frialdad y calma. Nunca pensé que el fin de semana fuera a terminar de aquella manera y necesito más que unas simples horas para procesarlo todo.

– Bruce Jones – el profesor de Psicología se planta delante de mi mesa. Me incorporo un poco y reprimo un bostezo. No me disgusta esta asignatura, pero cuando la tenemos a primera o a última hora, como ahora, me entran ganas de dormirme por las esquinas – Tú te incorporaste más tarde al curso, por lo que no pasó por mi especializado interrogatorio. ¿Te importaría hacerlo ahora? Te vendrá bien espabilarte.

Todos los alumnos se me quedan mirando, incluso Melania se ha girado un poco y me mira con sus ojos azules por encima del hombro. Aumentan mis pulsaciones al ver que tengo la atención de todos y no saber por dónde va a salir este tío.

– Pregúntame lo que quieras, Rudolf – asiento.

– ¿Crees en el amor?

La pregunta me deja de piedra. No me quita los ojos de encima, así que no tengo escapatoria para hablar unos segundos con mis amigos y preguntarles si de verdad este tío se dedica a esto en sus clases.

– Sí – respondo con sinceridad.

– ¿Y como lo describirías? - se cruza de brazos, mirándome atentamente.

– ¿Cómo lo describo yo o como lo describe la sociedad?

– Tú. Quiero una respuesta personalizada en base a tu opinión.

Me rasco la nuca, confuso y con el cerebro a mil por hora. Tengo muchas opiniones y teorías sobre el amor, pero si tuviera que decirlas todas, no terminaríamos nunca. Aunque hay una de ellas que es la que más más se asemeja a mi manera de pensar.

– Describiría el amor como una ecuación del destino.

Veo de reojo como algunos fruncen el ceño y otros, como... Karen, me sonríen embobados. Melania, delante mía, se gira del todo y me sostiene la mirada.

Concentro mi vista en el profesor que tiene las cejas enarcadas.

– ¿Podrías... explicar lo que quieres decir con una ecuación del destino?

– Sí, verás, es sencillo – contesto sin dificultad – Yo creo que nada ocurre por azar, sino por una causa ya predestinada. Todos llegamos a esta vida para alcanzar un objetivo. Nacemos con vínculos creados, y en nuestro trayecto, vamos creando otros sobre una base que nosotros imponemos.

– ¡¿Y qué tiene que ver la ecuación en todo esto?! - exclama alguien.

– Silencio – el profesor lo mira de mala manera – Bruce no ha terminado de hablar.

– No – coincido – Para mi, la ecuación es algo complicado y abstracto. Se compone de incógnitas difíciles de descifrar, y si la operación no se ejecuta bien, no son difíciles, sino imposibles – resumo alto y claro – Para mi, profesor, el amor es prácticamente igual. Jodido de cojones, y si no estas a su misma altura, entonces hay poco que puedas hacer.

– Y aún así, sigues creyendo en él – habla Melania.

Clavo mi vista en ella sintiendo un aleteo en el pecho. El nudo que tengo en la garganta disminuye un poco cuando observo un brillo en sus ojos muy parecido al que le vi la última noche que pasamos juntos. En su cama. El mero pensamiento hace que se me nuble la vista y el calor recorra mis venas como la propia sangre.

LA ECUACIÓN DEL DESTINO (#1 SERIE DESTINO) (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora