LA ECUACIÓN DEL DESTINO (#1 SERIE DESTINO) (TERMINADA)

🌈 CAPÍTULO 11 🌈

BRUCE

Los profesores han decidido dejar unas de las actividades más entretenidas para el último día. Mañana volvemos a nuestro pueblo, y aunque se me ha hecho corta la experiencia, también tengo que decir que tengo ganas de volver, darme una buena ducha con agua caliente y dormir todo lo que no he podido hacerlo estas noches.

– Hermano, siento que huelo a oso – se queja Izan, poniéndose el chaleco antes de entrar a nuestra canoa – Si ahora mismo me viera mi novia, me dejaría.

– Qué exagerado – me río – Seguro que no es para tanto.

– Compruébalo.

Alza su brazo y me indica que huela su axila.

– No pienso meter ahí mi nariz – hago una mueca repugnante – Huela o no.

– Ya ni el desodorante hace efecto – niega con la cabeza.

– Métete en el lago y lávate como puedas.

– Está a menos diez grados. No tengo ganas de congelarme los huevos ni las neuronas – simula un escalofrío – Prefiero...

– ¿De qué neuronas estás hablando? - se acerca Abby, con Evelyn y Melania detrás - ¿Acaso tienes y todavía no nos habíamos enterado?

– Qué graciosa – le sonríe falsamente – Ojalá se te hunda la canoa.

– Ojalá te arrase una corriente de agua.

– Ojalá te parta un rayo.

– Ojalá...

Desconecto de la conversación en cuanto empiezan a empujarse entre risas. Melania está unos pasos por detrás, abrochándose su chaleco y preparándose para la actividad.

Con cautela, me acerco a ella. No me ha dirigido la palabra desde anoche. Ni siquiera a la hora de comer, que hemos vuelto a estar todos juntos.

– Hola, Zanahoria.

– Hola.

– ¿Te ayudo? - señalo la cremallera, que se le resiste un poco.

– No.

– ¿Has dormido bien?

– Sí.

Me da la espalda y sigue luchando contra la prenda de ropa. Trago en seco, un poco nervioso por sus evasivas, y sigo insistiendo en mantener un diálogo normal.

– ¿Por qué estás enfadada?

– No estoy enfadada.

– Te conozco.

– Te vuelvo a repetir que ya no lo haces.

– Anoche estaba con Karen porque...

– No te he pedido explicaciones – se da la vuelta y queda frente a mi. Su expresión es totalmente neutra. No da indicios de estar sintiendo nada. Eso me preocupa más que cualquier sentimiento negativo – Y eso significa que no las quiero. Puedes pasar tu tiempo con quien te dé la gana, Jones.

– Sigo pensando en que algo te pasa.

– ¿Quizá es tener que compartir mi espacio contigo?

Me rodea para alejarse de mi y tomo una respiración honda. El nivel de paciencia que estoy teniendo con ella está cada vez más cerca de pasar su límite. No me gusta hablar ni actuar cuando tengo sentimientos encontrados porque luego me arrepiento, pero joder, diría tantas cosas ahora mismo...

– Hermano – Izan me palmea el hombro con suavidad - ¿Vamos?

– Vamos – asiento, dejando los pensamientos a un lado – Necesito desconectar.