🌈 CAPÍTULO 22 🌈

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BRUCE

– Bruce, tenemos que hablar.

– No creo que haya nada de qué hablar.

– Estoy cansado de tus tonterías.

Pongo los ojos en blanco cuando mi padre entra aún sabiendo que no quiero tener una conversación ahora mismo. Mi madre lo sigue por detrás con cara de querer echarme la bronca también.

– Estoy haciendo la maleta, no es buen momento – insisto.

– La maleta tendrá que esperar – mi padre echa la ropa a un lado y se sienta sobre la cama. Aprieto la mandíbula conteniéndome – Siéntate.

– No me apetece.

– Que te sientes.

Su tono autoritario me hace rendirme y hacer lo que me piden. Jamás he tenido problemas con mis padres, pero eso se torció en cuanto nos fuimos hace tantos años.

– De verdad que...

– Si vuelves a ponerle una mano encima a tu hermano, te irás de casa.

Me quedo con la boca medio abierta ante lo que dice mi padre. Trago saliva con dificultad y después niego con la cabeza, incrédulo.

– No sé que quieres decir con eso – lo miro.

– No vamos a seguir consintiendo ese rencor y odio que tienes hacia él – habla mi madre. Me quedo mirándola seriamente – Me da igual que creas que es el causante de todos tus problemas y desgracias. Eres bastante mayor como para saber reconocer la verdad y la realidad.

– Nuestras condiciones son claras, Bruce – se levanta mi padre – O pones de tu parte y esta relación se acaba ya, o te irás fuera de aquí. Y me duele en el alma – los ojos se le llenan de lágrimas a pesar de su tono sincero y brusco – Pero no encuentro otra solución para que abras los ojos.

– Se está riendo de nosotros – hablo con un nudo en la garganta – No ha escarmentado en todo este tiempo y la va a volver a liar. Si vosotros estáis dispuestos a consentirlo, me parece genial, pero yo no voy a perder otra vez mi vida porque a él le de la gana. Y si para eso me tengo que ir de casa, me iré.

– Tienes que aceptar que tu hermano no tuvo la culpa en aquel momento, y mucho menos la tiene ahora. Y si no lo entiendes y no quieres ayudar, lo mínimo que puedes hacer es mantenerte al margen, no hundirlo más.

Miro a mi madre y me pregunto internamente si de verdad se está dando cuenta de la realidad. De que sí tiene más culpa de la que ella cree. Que a mi hermano le faltan por aprender muchas cosas y que nosotros no podemos estar a su libre disposición cada vez que se le antoje.

– Ahora mismo no soy capaz de pensar como vosotros – reconozco – Me iré al viaje de la Universidad, y cuando vuelva, decidiré que hacer. Me encantaría perdonar lo que hizo – aseguro con dolor – Pero lo miro a la cara y se me viene a la mente todo lo que perdí y todo lo que nos hizo dejar atrás. Lo siento, pero aún no puedo.

Voy hacia la puerta y les hago una seña para que se levanten y se vayan. Mi padre no vuelve a mirarme, y aunque mi madre lo hace con lágrimas en los ojos, no se detiene un segundo más en seguir hablando y sale detrás de él.

Sigo llenando la maleta en cuanto me quedo solo. Mi mente vuelve al pasado y revive todo lo que pasó, pero aún así, no soy capaz de ver la inocencia de mi hermano. Sé que existe, y muy en el fondo, sé que ellos llevan razón, pero estoy tan ciego de rencor que ahora mismo solo puedo pensar lo que yo viví y sufrí.

De reojo, veo como hay movimiento en la habitación de Melania. Sus cortinas están echadas, pero veo su sombra moverse de aquí para allá. Estoy seguro de que está haciendo la maleta, y no sé porque de repente, tengo la necesidad de verla y tener la conversación con ella. La última vez que la vi no reaccioné de la mejor de las maneras, pero sus últimas palabras se me clavaron a fuego en el corazón.

LA ECUACIÓN DEL DESTINO (#1 SERIE DESTINO) (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora