NÍA
Estoy a punto de salir de casa cuando mi padre me para en el descansillo.
– Nía – se interpone en mi camino. Me entrega un sobre anónimo – Ha llegado esta carta a tu nombre hace un rato mientras dormías.
– Gracias – la cojo, ceñuda – No sé que puede ser.
– Ábrela.
Mi padre se retira para dejarme privacidad. Me siento en el sofá y abro la carta con un poco de rapidez. He quedado con Bruce para que me acompañe al sitio que quiero y estoy un poco impaciente por saber el contenido que viene a mi nombre.
Desdoblo el papel y comienzo a leerla. A medida que avanzo, se me acelera el corazón y me tiemblan las manos. Es escueta y no tardo mucho en terminarla, pero todas sus palabras impactan en mi de manera brusca. Se me ha quedado el cuerpo destemplado a pesar de que la carta ya no sirve de nada.
– ¿Todo bien? - inquiere mi padre desde la puerta.
– Sí – automáticamente la guardo en el bolsillo de mi chaqueta. La guardaré en uno de mis cajones privados – Tengo que irme.
– Nía – me sujeta por los hombros. Me muestro todo lo indiferente que puedo – Se te ha cambiado la cara. ¿Qué pone en esa carta?
– Nada importante – aseguro. Casi me tiembla la sonrisa que finjo y doy un paso hacia atrás – Es del seguro del ordenador que compré hace dos años. Ya me ha caducado. Tengo la opción de volver a renovarlo, pero no lo haré. ¡Adiós!
Jamás se me ha dado tan mal mentir como ahora, pero en situaciones de estrés, no puedo pensar con claridad.
Antes de encontrarme con Bruce en la urbanización y que mi padre siga acribillándome a preguntas, subo a mi cuarto, escondo la carta y salgo de casa. Los nervios me disminuyen un tanto en cuanto diviso a Bruce en su puerta, esperándome con una sonrisa. Lo abrazo con fuerza e inmediatamente siento que todo está bien.
Él es mi calma.
Mi lugar.
Mi persona favorita.
Mi sitio es a su lado.– ¿Todo bien? - susurra, cuando alargo el abrazo más de la cuenta.
– Claro – le sonrío con seguridad. Le doy la mano para echar a andar – Vamos.
– Estoy intrigado – confiesa – No sé que me puedes enseñar nuevo en este pueblo tan pequeño. ¿Acaso has descubierto un lugar nuevo en mi ausencia?
– No – respondo tranquila – El lugar... es lo de menos – admito – Solo quiero contarte más sobre mi pasado – me mira con las cejas enarcadas y me encojo de hombros – Ni por asomo sabes todo de mi, Jones.
– Entonces, estoy deseando saberlo, Zanahoria.
Andamos tranquilamente por las calles, observando las casas que nos rodean y la poca naturaleza que hay. Es una zona tranquila y residencial. Para mi, y sé que para él también, es perfecta para dar paseos, hablar con tranquilidad y pensar con calma.
– Melania – su voz baja un tono cuando llegamos al cementerio y me paro en la puerta. Sus ojos se tiñen de preocupación y alerta - ¿Estás segura de esto?
– ¿De querer hablarte de Tony y todo lo que fuimos? Si, estoy segura. ¿Y tú?
– Claro que sí – me aprieta la mano – Solo... no quiero que sufras.
– Ya no sufro – sonrío tranquilamente. Lo animo a seguirme – Acompáñame.
En silencio, cruzamos mitad del cementerio hasta llegar a la tumba de Tony. Con cuidado, saco de mi bolsillo la flor que he cogido de casa.
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LA ECUACIÓN DEL DESTINO (#1 SERIE DESTINO) (TERMINADA)
RomanceLIBRO 1 DE LA SERIE "DESTINO" ⚠️ Contenido +18 🔞 Melania Loasf es una chica marcada por su pasado. Ha vivido, deslealtades, traiciones y abandonos que le han hecho convertirse en una mujer distante, fría y desconfiada. Vive su vida sin ganas, sin i...