🌈 CAPÍTULO 12 🌈

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NÍA

He necesitado una semana y un par de días para recuperarme del viaje. Llegué a mi casa reventada del poco descanso y todas las actividades que hicimos, pero el remate fue el resfriado que pillé por culpa de algunos personajes.

Llegué a casa con tos y mocos, pero a la semana siguiente eso no fue lo único. He tenido fiebre durante cuatro días seguidos y un dolor de cuerpo y cabeza terrible. Siempre me ha costado enfermar y hasta ahora he creído que tenía un sistema inmune de hierro, pero esta semana me he dado cuenta de que no. Tampoco puedo comparar haber salido de casa sin algún chaquetón una mañana cualquiera a bañarme en un lago prácticamente helado. Yo sabía que iba a traer consecuencias.

Lo bueno es que no he perdido ningún día de clase. Los profesores dejaron libre la semana de clases para nuestra recuperación puesto que no era la única que había enfermado. Nos dejaron descansar con la condición de entregar la semana que viene dos trabajos individuales completos sobre el aprendizaje de la excursión.

A parte de haberme cuidado, he estado haciéndolos, por supuesto. Pensé que me iba a costar menos puesto que viví la experiencia en primera persona, pero claro, quitando los momentos de risas y cachondeo que viví con mis compañeros... la experiencia se ha quedado en poco. Aún así, lo he hecho lo mejor que he podido y creo que está bien.

También han avisado de que no tardarán en programar otra excursión, y aunque al principio me negué rotundamente a querer ir, poco a poco voy cambiando de opinión. Eso sí, todavía me quedan muchas cosas que asimilar, como la última noche.

– ¿Me estás diciendo que dormiste con él?

– Sí.

– No me lo puedo creer – Duna se lleva las manos a la boca, sorprendida.

– Si te soy sincera, yo tampoco.

No la he visto en todos estos días, así que ya era hora de ponerla al día sobre todas las novedades. Es la persona más importante de mi vida después de mis padres y no quiero obviarle ningún detalle. Si me he mantenido a flote, ha sido gracias a ella.

– Y por petición tuya.

– Si – carraspeo.

– ¿Por qué?

– No sé. Supongo que por calmar... todo esto que estamos viviendo.

Me niego a decirle que tuve un ataque de celos pensando en que se había acostado con Karen. Cuando supe que no, me relajé al instante, pero también me arrepentí. Lo hice como forma de disculpa y para darle a entender que no estábamos tan... mal.

No sé porqué reaccioné así, así que por ahora, prefiero mantener ese detalle bajo llave y hablarlo con alguien solo cuando esté segura de la explicación que quiero dar.

– ¿Y como te sentiste? - me mira con los ojos muy abiertos.

– Fue la noche que mejor dormí – confieso.

– ¿Barajas la posibilidad de una reconciliación?

– Si no la barajase, no me daría ni la oportunidad de hablar con él.

– Es decir, volverás a dejarlo entrar en tu vida.

– El muy... cabrón está entrando él solo – gruño con rabia.

Duna me mira con cara de sorpresa y la sonrisa ladeada que empieza a esbozar...

– No te rías – la golpeo con un cojín en la cara – Nada de esto es fácil.

– Claro que no, pero cada vez lo es más, ¿verdad?

– Eso sí – admito, pensativa – Al principio no podía verlo, y ahora...

LA ECUACIÓN DEL DESTINO (#1 SERIE DESTINO) (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora