🌈 CAPÍTULO 8 🌈

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BRUCE

En cuanto me he despertado hace media hora, me ha dado la impresión de que esta nueva semana viene cargada de sorpresas. Lo sospecho principalmente porque nos vamos de excursión durante cuatro días y eso significa que voy a convivir, de una manera u otra, con Melania. Tengo ganas y a la vez tengo miedo.

Delante de ella siempre me esfuerzo por verme bien y aparentar normalidad, pero en el fondo, estoy muy lejos de sentirme así. No quiero que en estos días próximos vea mi verdadera faceta.

Me duele en el corazón la relación que tenemos ahora mismo. Cierto es que no puedo quejarme, puesto que yo mismo la provoqué. El caso es que creo que este viaje puede ser un punto de inflexión entre los dos. Para bien, o para... mal.

En cuanto saco mi coche negro del garaje de la urbanización, tengo que poner el parabrisas a tope. Ayer por la mañana empezó a llover y no ha parado en ningún momento. Espero que no anulen el viaje por el mal tiempo, porque tiene pinta de que estas tormentas y estos nubarrones no se van a ir de la noche a la mañana.

Voy con la velocidad muy reducida por la poca visibilidad, pero no me importa. Era esto o tener que ir a la Facultad en el autobús escolar, como hace mucha gente. No me gustan los transportes públicos si puedo contar con mi propio vehículo. Es cuestión de comodidad, rapidez y fiabilidad.

Cuando paso por la parada del autobús, reduzco aún más la velocidad hasta casi acabar parado. Fijo mi vista por mi ventana en Melania, que está sujetando el paraguas con cara de mala hostia a la espera de que llegue el autobús. Mucha gente a su alrededor se está alejando, y por la hora que es, deduzco que ha habido problemas y su transporte no va a aparecer.

– ¡Melania! - bajo la ventanilla por la mitad, con cuidado de no empaparme en el proceso - ¡Sube al coche y vente conmigo!

– ¡Ni loca, Jones! Prefiero ir en barca.

– No seas cabezona, Zanahoria. ¡Está lloviendo a mares!

– Le diré a mi padre que me lleve – niega con la cabeza, mientras se aleja.

– Tu padre se ha ido hace rato a trabajar. Lo he visto por la ventana.

– ¿Te has convertido este tiempo en un psicópata, Jones? - me mira molesta.

– Quizá – los coches que llevo detrás empiezan a pitar cuando pasan más segundos sin moverme - ¡Sube, venga, que estoy formando cola!

– Me llevará mi madre.

– Tu madre no tiene carnet. ¡Por el amor de Dios, Melania! - me paso las manos por el pelo, cada vez más frustrado. Me quito el cinturón por puro agobio y saco la cabeza por la ventanilla - ¡Voy a bajar a por ti y no te gustará nada que te eche a mi hombro como un saco de patatas!

Suelto un suspiro de alivio cuando reanuda la marcha pero en mi dirección. Da la vuelta al coche y se sube al asiento del copiloto. La miro de reojo mientras deja el paraguas y la mochila a sus pies. Luego toma una respiración honda y lentamente apoya la espalda en el respaldo del asiento.

– Genial – murmuro – Ponte el cinturón.

– ¿Puedes... - se corta a si misma y se tensa aún más cuando empiezo a circular - ¿Puedes ir despacio?

– Claro que sí.

El coche se queda en silencio a excepción del repiqueteo de la lluvia sobre el techo. Me gustaría hablar con ella sobre muchas cosas, pero no sé qué tema sacar que no le incluya a ella sacar las garras contra mi.

– ¿Siempre vas en autobús? - pregunto al cabo de un rato.

– Sí.

– ¿No has pensado en sacarte el carnet de conducir?

LA ECUACIÓN DEL DESTINO (#1 SERIE DESTINO) (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora