Ella llega al Área sin saber nada de si misma. Sin recuerdos. Vacía.
Su primer instinto fue buscar el cielo al verse en una caja encerrada.
Luego -por supuesto- huyó del montón de hombres que comenzaron a verla y hablar cosas de su cuerpo.
Asustada...
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Caroline se despertó reconociendo ese olor, sonrió sintiendo las cosquillas y se estiró aún debajo de él. Continuó acariciando su espalda con la punta de los dedos, pero esta vez detallo sus músculos.
Se sentía plena con ello, pero le gustaría salir de ahí con él y los chicos, ella quería más.
Quería sacar a su Minho de ese lugar, quería sacar a los chicos.
Pensó mejor las cosas.
Había sobrevivido al laberinto, pudo ser capaz de escapar de los penitentes, estuvo en un lugar encerrada. Correr le había salvado la vida.
No entro en pánico por el miedo y la adrenalina, porque la parte lógica de ella sabía bien que si no lo controlaba, eso lo controlaría a ella.
Además, no quería morir. No quería darle la razón a Minho.
Se escuchaba fácil. Pero supo darse cuenta del momento exacto en el que le faltaba la respiración, temiendo que las paredes la aplastaran.
Aún se preguntaba de dónde venía todo eso, el estar en ese lugar, la cicatriz en su cabeza, sus sueños, el que podía hablar con Thomas telepáticamente. Todo ello la desconcertaba.
Recordando al castaño, quiso intentarlo ella misma. Vio a Minho durmiendo plácidamente y siguió acariciándolo.
No sabía cómo hacerlo, asique solo pensó en el chico.
