𝐏𝐑𝐎𝐓𝐄𝐂𝐓 || Maze Runner Fanfic

¡Al fin!

Capítulo. 13

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Habían pasado ya dos semanas desde lo sucedido con John y el penitente.

Los habitantes habían dejado de murmurar cosas sobre ella, especialmente después de la fogata y porque la chica los amenazaba con la daga que Alby le devolvió o incluso con las palas del huerto.

Había dejado de llorar.

Ya no se sentía tan sucia, pero, lamentablemente cada tanto llegaba a ella el recuerdo de Jonh.

Y aunque trataba de entender que no debía comprender todo, no podía evitar pensar en ello. Era como un círculo vicioso, ella lo sabía bien.

También quería dejar de pensar en la razón por la que estaba ahí en el laberinto. Newt le había dicho que, si lo hacía, se quemaría los sesos por ello.

Pero... el círculo seguía haciéndose más grande y algo profundo.

No pudo hacer más y ya no podía hacer más.

Ya había pasado.

Se decía así misma que el tipo ya no estaba y que debía ser fuerte. Recordando que lo había visto entrar al laberinto, horrorizado.

Solo debía dejarlo ir, por su propio bien.

Sin embargo, pensar en eso le ayudó esa noche.

Estaba sobre pesando su situación y la de los chicos cuando un sollozó a su lado llamó su atención.

Chuck. Su Chuck estaba llorando.

—Chuck.. —murmuró moviendo el brazo del niño suavemente. Escucho algunos ronquidos a su alrededor.

—Carol? Lo siento —respiro profundo sonándose los mocos—. Yo pensé que estabas dormida.

—Ven.

La chica se incorporó y se sentó frente a él, el niño imitó su acción. La oscuridad de la noche no la dejaba ver mucho, pero sabía bien que Chuck tenía los ojos rojos y las mejillas rosadas.

—¿Me quieres decir?

—Crees... ¿Crees que nos escuchen?

—Creo que esos ronquidos son suficiente respuesta.

—Bueno... es que soñé algo y...

Caroline busco sus manos, las tenía frías por lo tanto las frotó tratando de darle algo de calor al pequeño.

—Soñé con una familia, y me pregunté si ellos me estarían esperando... Si mis padres me quisieron en realidad o si... si soy una mala persona para estar aquí.

«Mierda»

El niño no debería hacerse esas preguntas, era tarde. Debía dormir con tranquilidad, cansado por el día, probablemente hubiera jugado con otros niños y comido lo que sus padres habían preparado.

Chuck no debía estar ahí.

—¿Recuerdas lo que hablamos la primera vez que llegué? ¿Sobre tus padres?

—Sí.

—No se porqué estás aquí, pero lo que si se es que no es porque tus padres no te hayan querido o porque seas malo. De eso no lo dudes, ¿sí?

El niño no respondió y ella suspiro.

Se sentía inútil en ese momento. Odiaba eso.

Él no debería estar ahí. Nadie debería estar ahí.