𝐏𝐑𝐎𝐓𝐄𝐂𝐓 || Maze Runner Fanfic

Odio esperar shank

Capítulo. 28
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Pov Caroline.
—Shuck! —emitió Minho alzando la cabeza, ella también lo hizo. Un penitente.

—¡Nonono! ¡Ayúdanos Minho! —dijo ella y volvió a jalar la liana.

—¡Debemos irnos!

—Nono ya falta poco.. solo un poco más! —Thomas siguió jalando la liana.

Minho volvió a ver por el pasillo, el penitente ya los había visto.

—¡Hay que irnos! ¡Hay que irnos ahora!

—¡Espera! ¡Solo sigue jalando! —dijo Thomas aun jalando.

—Lo siento hermano... Esto es imposible —tomó a Caroline de la mano con fuerza y la arrastró para salir corriendo con ella detrás.

—¡Minho! —lo llamó tratando de liberarse, él la seguía arrastrando por el laberinto—. ¡Minho!

A lo lejos escucho ese chillido metálico.

—Vamos... —dobló a la derecha—. Por aquí.

—¡Minho! —siguió gritando, tratando de soltarse, él no lo hizo por nada—. ¡MIERDA! ¡MINHO!

El pelinegro seguía corriendo ignorando a la chica, mientras apretaba con fuerza su mano.

» ¡MINHO! ¡ME ESTÁS LASTIMANDO! —gritó, finalmente la soltó y dejó de correr.

La vio, Minho estaba desesperado.

—¿¡QUÉ TE PASA!?

—¿¿¡¡Qué te pasa a ti!!?? ¡No podemos dejarlos!

—¡¿NO VISTE EL PENITENTE?!! ¡DEBEMOS CORRER!

Iba a hablar, pero escuchó un chillido, penitentes.

—Shuck —escupió y la llevó detrás de una pared acorralándola, puso una mano en su boca—. Cállate.

El chillido se escuchaba más cercano. Su corazón latía con fuerza.

Contuvo la respiración asustada, evitando hacer ruido.

Pasó a su lado.

No los vio, pero Caroline logró divisar bien a la criatura en medio de la ansiedad y el miedo.

Patas metálicas largas y filosas, baboso y mucoso, desprendía un olor nauseabundo, tenía púas alrededor de lo que sería su lomo, un monstruo amorfo que era más grande de lo que llegó a pensar. Aquellas criaturas habían tratado de quitarle una vez a Minho y Will.

Él pelinegro suspiro.

—Debemos correr... —susurro, temiendo que el penitente lo escuche.

Quito su mano. Ella tomó su rostro para que la vea.

—No podemos dejarlos —susurro viéndolo a los ojos con las luces tenues que el cielo ofrecía—. Por favor... —rogó.

—Moriremos —susurro entre dientes mientras sus ojos bailaban por toda su cara.

Él también rogó.

—Iré de todos modos.

Ella esperó una réplica, no la hubo.

Se moría de miedo, sabía que era absurdo.

Pero simplemente no quería dejar a nadie, ni a él, ni a Alby, ni a Thomas.

No era algo simple.

—No te iras sin mi... ¿verdad?

—Nono... no —susurro.