𝐏𝐑𝐎𝐓𝐄𝐂𝐓 || Maze Runner Fanfic

George

Capítulo. 10

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Se despertó. Había dormido en el mirador y para su sorpresa se sentía un poco mejor, bajó de inmediato para regresar a su bolsa antes de que a Alby se le ocurra armar un equipo de búsqueda por ella, pero quiso correr.

Escuchó algunos ronquidos a lo lejos y como no había mucha luz, se acercó a la abertura del laberinto aún cerrado. Tocó la pared recordando lo sucedido ayer, recordando su primer día.

Estaba encerrada.

Pero no se permitiría caer por eso, no otra vez.

Respiro profundo y empezó a correr hacia la derecha.

Corrió queriendo que le faltara aire.

Corrió esperando a que la adrenalina llegara a su cuerpo. Corrió buscando que el viento jugara con su cabello. Corrió deseando que las lágrimas se secaran.

Corrió anhelando dejar todo atrás, corrió pensando que realmente era así.

Decidió rodear el Claro.

Pronto se sintió cansada, pero lo prefería así, le recordaba que estaba viva, que aún podía sentir algo más que miedo, que podía hacer algo por ella misma para sentirse bien.

Comenzó a escuchar sus latidos.

Estaba sudando y se sintió fría, pero continuó. Apretando los puños. Forzando su cuerpo a seguir corriendo hasta que no pudiera más y que los pies le quemarán.

Finalmente paró jadeando y vio las lianas por las que pensaba escalar el primer día, sonrió recordando que lo pudo haber logrado si Minho no la hubiera tirado al piso.

Empezó a trotar para regular su respiración y llegó a la pared donde estaban los nombres de todos, ya habían tachado el de John.

Suspiro y siguió su camino.

Las puertas se abrieron y a lo lejos vio a unos corredores acercándose, no los conocía así que prefirió ir a buscar a los chicos, si ellos ya estaban despiertos Alby pronto lo estaría.

La vieron pasar trotando y empezaron a murmurar cosas, Caroline viro la cara para verlos con los ojos entrecerrados y sacarles el dedo del corazón, ellos solo vieron hacia el laberinto en respuesta.

Luego chocó con alguien cayendo encima de él.

—Shuck! —emitieron ambos.

El chico se quejó quitando el pelo de la castaña de su cara, era Minho.

—¿Qué te pasa?

—No te vi —dijo parándose, pero volvió a caer encima de él provocando que gruñera—. Mierda, lo siento.

—Solo hazte a un lado, ¿sí? —la tomó de la cintura y como si ella fuera una pluma la dejó en la hierba, a la chica le fascinó eso—. Así.

La castaña aprovechó para descansar viendo el cielo, Minho la vio de reojo.

—¿Por qué estás tan sudada? Apestas como los cerdos de Winston.

Ella rio.

—No más que tu Minho —respiró profundamente, ignorando ese cosquilleo—. Estaba corriendo —lo vio, el pelinegro ya la estaba viendo—. Quiero ganarte en la próxima carrera.

Minho sonrió— Aún piensas en eso?

—Prefiero pensar en eso que en otras cosas.

—¿Todavía te duelen? —preguntó de repente, tomando una de sus muñecas con cuidado para verla mejor con el sol que empezaba a salir.