Capítulo 22

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El rubio sentía que comenzaba a sudar a causa de los nervios. Tenía dos caminos claros; Fingir que era una broma, un decir sin más, o ser sincero e invitarlo a cenar y pasar una velada con él, si es que el chico aceptaba. Miró de reojo a su "amigo", el cuál parecía asesinarlo con la mirada, y ahí, enfocando su vista en esos ojos marrones como el lodo, supo lo que haría, mientras internamente le rezaba a todos los dioses del universo para que le saliera bien su jugada. 

— Sí... De hecho sí... —aunque lo intentó, no logró controlar su tono de voz lo suficiente como para que no se le notaran los nervios que sentía en el momento—. Sólo si tú quieres... Digo, si no quieres está bien... Me refiero a que...

— Sí, me gustaría. Al fin y al cabo tengo la noche libre y sin Isaac, no me molestaría pasarla contigo —interrumpió al más bajo con una amplia sonrisa y un extraño brillo en sus ojos—. ¿Quieres venir a mi departamento? Queda cerca y podemos ver algunas películas. Honestamente no soy muy de salir de fiesta ó a bares, pero fue tu idea así que como tú quieras. 

— Me encantaría —acordó con timidez, no podía creer que realmente cenaría con ese precioso chico, y en su departamento, solos... "Oh no..." pensó el chico con los nervios  aflor de piel. 

— ¿Qué? ¿Eres masoquista, Raeken? —cuestionó Stilinski con molestia—. Vine hasta aquí para llevarte a tu casa... —murmuró el pelinegro con una espantosa mezcla de tristeza y enojo.

— No necesito chofér, Stiles. Y como te dije hoy, no te lo pedí. De hecho te dije que no quería que me lleves —suspiró con cansancio el de pelo castaño—. Y creo que el masoquista aquí eres tú, no yo —sentenció el de ojos grises con incomodidad—. Voy a cambiarme, ya terminó mi turno...

El de ojos grises se fue sin mirar atrás, odiaba tener que rechazar al pecoso tantas veces seguidas, lo ponía muy incómodo, de una forma que no podía explicar. Ya estaba harto de sus coqueteos babosos y estupideces diarias, no podría soportarlo por mucho más tiempo. Lo triste es que el chico le parecía atractivo, e incluso agradable cuando se comportaba como una persona normal, cosa que no sucedía a menudo, además a él le gustaba Liam, no Stiles. Y no cambiaría a ese rubio de ojos soñadores por nada, ni nadie, de éste mundo. 

Por otro lado, Liam miraba a su amigo con una sonrisa triste en su rostro, no le gustaba pelearse con el pecoso, pero él no había iniciado la pelea, al menos no ésta vez. Suspiró bajo al ver como el pelinegro se levantaba con molestia y salía de la cafetería. Volvió su vista al moreno que no había mencionado ni una palabra en todo el momento de tensión e incomodidad.

— Ojalá que tengas una linda cita, Scotty. Sé que hace tiempo lo querías —murmuró con amabilidad el rubio, sacándole una emocionada sonrisa al nombrado.

— Gracias, Li. A decir verdad muero de nervios... Al menos ahora no soy el único —contestó entre medio de suaves risas, sabía que él no iba a meterse en una pelea que no era suya, quería a sus amigos, a ambos, así que no iba a adoptar una pocisión en contra de alguno de ellos.

— Lamento esto, no tenías porqué quedar en medio... No lo pensé y fui totalmente impulsivo... —suspiró con arrepentimiento.

— Cálmate, Liam, está todo bien entre nosotros. Sé que Stiles tiene una obsesión, algo enfermiza, con Theo, pero no por eso tú debes dejar pasar el tren. En especial si sabes que le gustas. Sólo difrútalo y ya, luego lo resolveremos —aseguró el moreno sonriente—. Y por tu bien, al menos besa al tonto en tu cita, así todo esto no fue en vano —bromeó con una sonrisa.

— Gracias, Scotty. Tú siempre tienes las palabras que necesito oír —arrulló con ternura el menor—. Me muero de nervios... 

— Lo sé.

— Lo invité a salir...

— Lo sé, estuve ahí.

— ¿Qué hice? —murmuró el más bajo, comenzando a entrar en pánico, por fin, cayendo en cuenta de lo que había hecho, arrancando una sonora carcajada burlesca de la garganta de su amigo.

— Invitaste a salir al chico que te gusta, y él aceptó. Ahora mueve tu trasero, ve a cambiarte y disfrútalo. Como la cagues, te mato —aseguró el mayor sonriente—. ¡Apúrate, idiota! 

Liam, con una amplia sonrisa en su rostro, y el cuerpo hormigueando de los nervios, salió disparado para cambiarse. Tenía que peinarse y ponerse perfume, como mínimo, para cenar con ese hombre tan guapo y perfecto a sus ojos. Tomó sus cosas y se fue a los vestidores con rapidez, notando que Raeken ya estaba listo y cerrando la cafetería junto con Isaac. 

HeartLove // ThiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora