Capítulo 30

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Liam se despertó esa mañana con pesar en su corazón, luego de la conversación que había tenido con "Hades", también conocido para él como Theo, se había quedado dando varias vueltas en su cama por algunas horas. Odiaba aprovecharse de esa especie de ventaja que le daba saber la identidad de su amigo, ya que ambos habían hablado de su cita en esa conversación, sólo que uno de ellos sabía con certeza que hablaban de la misma cita. Se levantó de la cama para alistarse con molestia, no sabía cómo decirle a Raeken que él era Ares, y aquello lo tenía caminando por las paredes. Aunqué lo meditó por horas, seguía sin encontrar una respuesta para que el mayor no se enojara con él o dejara de hablarle, por su mente sólo pasaban escenas catastróficas en las que el castaño se molestaba con él y se alejaba, y en la peor de ellas, decidía salir con Stiles. Gruñó bajo mientras lavaba sus dientes, estaba desesperado, pero no podía mostrárselo al contrario, no quería arruinar las cosas con el ser más hermoso y dulce que había conocido en su vida. 

Por otro lado se encontraba Theo, levantándose con un humor de perros en el sofá de su departamento. Su amigo no había dejado de hablar estupideces, y estar al borde del vómito, en toda la noche, al menos así fue hasta las, ¿cuatro? ¿quizá cinco de la mañana?. No había podido dormir mucho, pero aún así trataba de ser positivo. Una vez que terminó de lavarse los dientes y alistarse, se fue directo hacia el cuarto de su mejor amigo para levantarlo. se acercó con cuidado hacia el de rulos y lo meció ligeramente con una sus manos. Con el tono más suave y delicado que pudo, trató de despertarlo.

 — Isaac, levántate... Llegaremos tarde... —murmuró Raeken, tratando con todas sus fuerzas de controlar su instinto asesino, que despertaba al ver tan dulcemente dormido al contrario.

— Déjame aquí, me siento horrible —sentenció el ruloso con desdén, cubriéndose con las mantas hasta la cabeza. 

— No, vámos levántate —exigió elevando un poco su tono de voz.

— No quiero, Theo. Vete de mi cuarto —escupió irritado Isaac, lanzando algunos manotazos al aire para que su amigo lo dejara en paz. 

— ¡Vamos Lahey! No me dejaste dormir en casi toda la puta noche, ¿crees que estoy de humor para tus berrinches? Pues no. Así que levanta tu maldito trasero de la cama de una maldita vez —bufó el castaño cruzándose de brazos—. Además, no dejaste de decir incoherencias y de molestarme, lo mínimo que puedes hacer, al menos, es llevarme a la universidad.

Exclamó el castaño con enojo. Isaac, al oír aquellas palabras pronunciadas por su amor secreto, se sentó en la cama como si tuviera un resorte en la espalda. se quedó unos segundos estático, analizando a su mejor amigo. Llenó sus pulmones de aire, sentía que no podía respirar correctamente, suspiró bajo y preguntó.

— ¿Qué dije? —su voz salió temblorosa de sus dulces labios, aquello le extrañó mucho al castaño, pero le restó importancia.

— Lo mismo de siempre. Que me quieres, que soy muy importante para ti y que no quieres perderme —el tono del chico ahora era más aterciopelado que antes, como si quisiera tranquilizar a su mejor amigo—. Ya te lo dije muchas veces, Isaac, siempre serás mi mejor amigo, no importa lo que pase. Sé que tienes miedo de que, ahora que salgo con Liam, o algo así, te dejaré de lado, pero claro que no. Nadie, jamás, podría reemplazar a mi mejor amigo. Tú estuviste a mi lado en mis peores momentos, y aquí sigues, firme al pie del cañón. ¿Crees que abandonaría a mi mejor amigo por un chico? ¡Claro que no! Nada, ni nadie, cambia el hecho de que eres muy importante para mí, así como sé que yo lo soy para ti. Sé que no me cambiarías por Scott, porque ni él, ni Liam, podrían ocupar el lugar de mejor amigo. O eso espero.

Aquello último salió de su boca junto con una dulce y sonora carcajada, salida de lo más profundo de su garganta. Isaac hizo una pequeña mueca, una mezcla extraña entre una sonrisa y un puchero, no sabía como sentirse en ese momento. Suspiró bajo y, por fin, se levantó de la cama. Acortó la distancia entre él y su mejor amigo, para rodearle el cuello con sus brazos, era el abrazo que más necesitaba en ese momento. Theo lo redeó por la cintura, correspodiendo el abrazo con ternura. Para pesar del rubio, el de ojos grises se separó demasiado rápido para su gusto. Al menos tenía su amistad, eso valía más que cualquier cosa en el universo. 

— Bien, te llevaré. Pero luego volveré a dormir, te lo advierto —avisó Isaac, sacando a su amigo a empujones del cuarto.

— ¡Ya te preparé el café! 

Gritó Raeken desde fuera del cuarto con una alegría atronadora. "Cómo extrañaré éste ambiente tan familiar y hogareño cuando me vaya... Te extrañaré mucho, Theo..."  Pensaba Isaac mientras comenzaba a alistarse, al menos para verse presentable al salir a la calle, cosa que no tenía planeada para ese día, pero no podía decirle que no al castaño, él era su debilidad.

HeartLove // ThiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora