Capítulo 27

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— Theo —llamó el menor con tristeza.

— No, no. En serio, Liam... No voy a juzgarte ni pedirle a Peter que te eche, si es lo que piensas... —suspiró bajo, apartando la mirada—. Quizá sí debería salir con Stiles... —murmuró para sí mismo con pena, odiaba la idea, pero veía que sería su única salida.

— ¡Si sales con él, juro que te mato! —chilló con furia el más bajo, levántandose de su asiento. Aquel comentario le había calado hasta en los huesos al menor—. Primero escúchame y luego opinas —gruñó con evidente enfado, mientras unos ojos grises lo miraban cargados de confusión—. ¡Me gustas! Por eso estoy tan nervioso, no es que no quiera salir contigo o alguna otra estupidez que se te cruce por esa bonita cabeza que tienes. Me gustas mucho, te juzgué muy mal y realmente estoy arrepentido por eso, el problema es que mientras más te conozco, más me gustas, y eso me asusta. Pero te lo juro, Raeken, como vuelvas a pensar en salir con Stilinski, te mato. A ti y él.

Sentenció el más bajo lleno de ira, nunca se imaginó declararle sus sentimientos de esa manera tan errática, pero no había podido controlar sus celos. Con sólo imaginarse al castaño aceptándole una cita a Stiles, un volcán en erupción se apoderaba de él, no pudiendo pensar con claridad. El más alto se lo quedó mirando, en silencio, analizando poco a poco las palabras salidas a borbotones de aquellos labios gruesos color carmín. ¿Ese será su color natural? Pensaba el castaño con una boba sonrisa en su rostro, siendo poseído por un color rojizo en sus mejillas al caer en cuenta de lo que estaba pensando, no era momento para perderse en su mente. Respiró hondo para levantarse de su lugar y mirar al chico frente a él a los ojos, aquellos que parecían un óceano tempestuoso en ese preciso momento. 

— ¿En serio crees que le aceptaría una cita al idiota si te puedo elegir a ti? —cuestionó sonriente Raeken. Sin previo aviso, tomó a Liam por su preciosa y pequeña cintura, lo atrajo hacia su cuerpo con seguridad, aunque por dentro moría de nervios—. Me gustas, Liam. Siempre ha sido así... 

Murmuró contra los labios ajenos, dejando al chico frente a él perplejo ante sus dulces palabras. Se sentía culpable, por saber ese secreto que los compete a ambos, pero en ese momento, decidió desconectarse de su cerebro por un rato, ya tendría tiempo de lidiar con ello más tarde, ésta vez se iba a dejar guiar por su corazón. Pasó sus temblorosas manos por el musculoso pecho del contrario, lo acarició suavemente unos segundos y los llevó hacia su nuca, sin apartar sus ojos de aquellos orbes que lo miraban como si él fuera el tesoro más valioso del universo. Sí, definitivamente si el cielo existía, era como pasar cinco minutos con Theodore Raeken, no tenía dudas de eso. Le faltaba el aire, ese chico frente a él se robaba su aliento con sólo mirarlo. Aprovechó esos minutos para fijarse detenidamente en las facciones del rostro de Raeken, era tan bello y perfecto, su piel aterciopelada, una naríz delicada, unos labios finos y apetitosos, una mandíbula definida y, lo más hermoso de todo, esos orbes... Esos ojos eran su perdición. Al fin podía verlos de cerca, eran tan extraños como fascinantes, eran azules y verdes, ambos colores se mezclaban a la perfección formando un extraño tono de gris que predominaba totalmente de forma magnánime. Ese hombre era hermoso por donde se viera y Liam era tan débil... No podía esperar más, ya no quería resistirse a su encanto, porque la belleza tenía nombre, acababa de descubrirlo... Y ese nombre era Theo Raeken. 

— Theo... ¿Puedo...? —preguntó con nerviosismo Dunbar, aunque más que una pregunta, sonaba a un ruego.

— Claro que puedes, pequeño. Ésta noche, soy todo tuyo. Haz lo que tú quieras conmigo.

Susurró Raeken acortándo unos centímetros de la distancia que los separaba. Estaba rozando los labios contrarios, sin llegar a tocarlos lo suficiente como para que se considerara un beso, quería que el rubio dé el paso final. Mientras que Liam estaba siendo poseído por los nervios, pero a su vez, estaba ansioso por poder probar esos labios. No podía aguantarse más. Estaba a punto de terminar con la distancia que los separaba, cuando ambos oyeron la puerta principal abrirse de par en par. 

HeartLove // ThiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora