Capítulo 10

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Theo caminaba rápido, demasiado para las cortas piernas del menor, pero, para su suerte, un semáforo en verde consiguió que el más alto parara, lo que logró que Dunbar pudiera alcanzarlo. El mayor dio un salto en su lugar al sentir como su nombre salía con alivio, y casi sin aire, de los rosados y carnosos labios del más joven. Se sorprendió de ver al chico allí, en especial darse cuenta que había corrido detrás de él desde hacía dos calles al menos. Intentó calmar su acelerado corazón al notar el sonrojo en las abultadas mejillas del más bajo, algo que lo hacía lucir aún más hermoso ante los ojos del castaño.

— ¿Liam? —indagó confundido.

— Theo... Yo... Dios... Caminas muy rápido... Dame un segundo.

Habló entre cortado, intentando recuperar el aliento. Sacándole una pequeña y dulce risa al mayor. Dunbar levantó la vista, encontrándose con los cálidos ojos tormenta del contrario, no entendía cómo había ignorado por tanto tiempo esa belleza única de un Dios. le devolvió el gesto al castaño con ternura, se incorporó derecho y suspiró, el chico frente a él en serio que era atractivo. 

— ¿Estás bien? —preguntó el rubio, intentando que no se note tanto su preocupación por su compañero de trabajo. 

— ¿Corriste dos calles únicamente para saber si yo estaba bien? —aquello era extraño, o al menos así era para él. 

— ¿Suena tan raro como lo estás haciendo ver? —cuestionó avergonzado el más bajo, apartando la mirada. 

— No, no. Es sólo que no me lo esperaba. Creí que yo te caía mal —soltó con cautela y una leve sonrisa en los labios.

— No, no es eso... Simplemente no te conozco... Pero luego de lo de ésta mañana, y verte tan mal en la mesa, yo... Nunca te había visto así... Y... Lo siento si es extraño, pero quiero que sepas que si necesitas algo, puedes contar conmigo... —balbuceó con rapidez el rubio mientras jugaba con sus dedos de forma nerviosa, aquello había enternecido al mayor.

— Gracias, pequeño. Mientras no lo hagas porque me tienes pena, no me lo tomaré a mal —exteriorizó sus inseguridades con una leve sonrisa. 

— ¿Qué? No. No hago éstas cosas por pena, bueno, tampoco suelo hacer éstas cosas, en especial si no conozco mucho a la otra persona, pero aún así, em, ¿Qué decía? —rio con nerviosismo y timidez el más joven. 

— Tranquilo, estás balbuceando —susurró el castaño, como si de un secreto se tratara—. Estaré bien. Creo que Peter tiene razón, necesito hacerme a la idea que, me guste o no, tendré que verlo seguido y no perder los estribos. Gracias por preocuparte, es muy dulce de tu parte... 

— ¿Seguro que estarás bien? 

Preguntó el menor, por fin mirando a su compañero a los ojos, esos orbes tricolor eran preciosos, algo que nunca había visto, eran en parte azules, en otra gran parte verdes y lograban degradarse hacia afuera en un gris perla muy bonito, el que predominaba era el gris, pero eso no conseguía que fueran menos hermosos. El menor bajo suavemente a los labios ajenos, sin intención, pero ahora todo en el contrario llamaba poderosamente su atención, eran finos y se veían muy delicados, se notaba que eran suaves y dulces. Vio cómo se movían, pero no podía oír nada de lo que salía de ellos, la belleza de ese hombre lo tenía hipnotizado, parecía un ángel. Tuvo que obligarse a salir de su pequeña ensoñación cuando una de las fuertes manos del contrario se apoyó en su hombro derecho.

— ¿Qué? Lo siento, me perdí por unos segundos... —murmuró apenado el menor agachando la cabeza. El más alto sonrió con ternura.

— Te decía que no te preocupes, estaré bien, pero debes volver al trabajo. Peter te regañará por llevar media hora aquí conmigo —aseguró el mayor con ternura. 

— ¿Me-Media hora? —indagó sorprendido, se le había pasado muy rápido el tiempo estando con su compañero—. Lo siento, te hice perder mucho tiempo...

— De hecho no, yo te hice perder tu tiempo de trabajo —corrigió con una dulce sonrisa—. te veo mañana, Liam. Descansa y, en serio, gracias por preocuparte por mí. 

— De-descansa, Theo... 

Por alguna razón, ahora no podía hablar correctamente estando en presencia de ese hombre, tal vez no tenía que haberle hecho caso a Hades. Ahora no podría hablar con ese chico sin perderse en su belleza o ponerse nervioso. Suspiró bajo con una dulce sonrisa mientras veía a ese hermoso hombre alejarse. Se volteó con un sutil sonrojo en sus mejillas para luego volver hacia su trabajo, si su jefe lo regañaba, no le molestaría en absoluto, ese impulso había sido el mejor de su vida. Entró a la cafetería con una amplia sonrisa en su rostro, se encaminó hacia su jefe esperando un regaño, pero lo que escuchó fue algo que no se esperaba. 

HeartLove // ThiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora