13 • Poder

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Enji se levantó a media noche. Fue al baño y luego pasó un momento por el cuarto de June para asegurarse que estuviera durmiendo sin complicaciones. Se acercó y la tapó apropiadamente con la manta, esa noche estaba fresca aunque el verano estaba a la vuelta de la esquina.

Sonrió al ver a su nieta acurrucarse. Él había sido un padre terrible, era un padre y hombre terribles, aunque quisiera disimularlo, aunque quisiera aparentar lo contrario, nadie le creería. Todos en la familia habían sido muy cortantes con él luego de apoderarse de la tenencia de June, para todos en la familia esa niña debía estar con sus padres y ser criada por ellos por muy criminales que fueran.

Tal vez era cierto, quizá esa niña debía ser criada por sus padres, pero eso implicaría un riesgo para la sociedad heroica, esa niña tendría un poder de fuego, Enji lo sabía, y no podía dejar que ocurriera otra guerra, no podría perdonarse cometer otro error por el que tanta gente tuviera que pagar. Esta vez planeaba hacer las cosas correctamente,  criar a esa niña con los mejores métodos y los mejores colegios, las mejores clases, los mejores modales, los mejores contactos.

Shoto fue un proyecto que despegó sin su ayuda, de hecho, Shoto sólo pudo alcanzar su sueño de ser un héroe por convicción propia y eso no satisfacía a Enji. Él deseaba enorgullecerse luego de haber criado a un gran héroe, eso no lo había conseguido con Shoto ni mucho menos con Touya. Natsuo y Fuyumi eran buenos chicos, pero no eran potencial de héroe. Y siendo sinceros, dudaba que alguno de sus hijos fuera mejor que ellos, solo podía confiar en los herederos de Touya y Shoto. June y Sadao eran perfectos, sin embargo, sus padres no le permitirían jamás ayudarlos a entrenarlos. Al menos, con Touya tenía una excusa para hacerse con la custodia de su nieta. Y probar suerte una última vez.

Se dirigió a la cocina y cuando se sirvió un vaso con agua sintió un leve dolor en la nuca, todo comenzó a verse borroso y sintió el golpe en el suelo. Lo habían dejado inconsciente.

Los pasos del atacante se adentraron a la casa y a la camita de la niña, acarició levemente su mejilla y comenzó a empacar sus cosas, abrigos, ropa, peluches y finalmente tomó a la niña en brazos.

-Es ahora o nunca, cariño.- Comentó Touya mientras dejaba a June en el asiento para niños del auto y empujaba las maletas en el asiento trasero. Encendió el auto y se fue del lugar.

Había dejado la puerta abierta, pero alguien la cerró. Era Keigo, había oído todo y aún así no lo detuvo, sabía que era una locura, pero en el fondo esa niña estaría mucho mejor con su padre que con Enji. Amaba a Enji, pero no le era difícil admitir que su esposo no era precisamente material para padre. Lo arrastró desde la cocina hasta la cama y lo tapó con la manta, esperando que el efecto del golpe durará hasta la mañana siguente cuando Touya y June estuvieran demasiado lejos de ahí.

Ya en la calle, rumbo al Tartarus, Touya encendió el manos libres e hizo una llamada.

-¿Esta listo?.- Preguntó a secas a penas le contestaron la llamada.

-Si, puedes pasar, todas las cámaras quedaron congeladas, solo tienes 5 minutos. Apresúrate.- La voz era de Okumo, estaba ayudándolos como favor para Konketsu, aunque sabía que lo despedirían en el mejor de los casos, en el peor... Bueno, en el peor terminaría encerrado también.

Estacionó el auto y se inclinó sobre la niña durmiente, le dio un besó en la frente y con cariño la miró por un momento. Podría quedarse así, solo ellos dos, podría irse sin pasar por el Tartarus y sabía que Tenko no le reprocharía nada en absoluto, pero esa niña no era su único amor, el más grande tal vez si, pero no el único. Bajó del auto y se dirigió a la entrada de carga, por donde ingresaban los cargamentos, comida, materiales, electrodomésticos, y ahora él ingresaba tan campante como si se tratara de su casa.

All for Them [Shigadabi/Dabishiga Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora