Capítulo 32 - Una gacela herida

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Faltaba un cuarto para las cinco de la madrugada

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Faltaba un cuarto para las cinco de la madrugada. La doncella de Gretton le dijo que un caballero le esperaba fuera y se había negado a pasar, y que le había oído llegar cuando se levantó a encender la chimenea. Era una mañana fría. Se presumía que llovería, así que se llevó un gorro y una vieja capa de su hermana. El señor Blair la esperaba en la entrada, su rostro y manos estaban rojas por la helada.

Desde el coche avistó las pequeñas casas del pueblo de Hemfield. El granjero de una casita que estaba cerca del camino saludó a Vincent con alegría, no era la primera vez que paseaba por esos lares, pero si para Valentina. No conocía más allá de los límites del bosque de Undermoon. Fueron en una calesa, por supuesto, el viaje era largo y peligroso para ir a pie. Sintió la brisa fría del mar hacia su derecha. Algunos ya se acercaban para acampar, pese al clima, mucha gente disfrutaba de las vistas y las caminatas en la costa de Kempsey. Pensó que a su hermana le gustaría pasear por el pueblo y comer mariscos, quizá podría agendar una excursión futura junto a su prometido. Aunque, sabiendo lo mal que se llevaba su cuñado con el señor Blair preferiría que fuera una salida solo de mujeres. El mar se había quedado atrás del camino, y aun así faltaba un gran tramo para llegar al lugar de destino, Rowen Lake.

Cuando vieron a los caballeros vestidos con sus ropas de caza en la entrada del edificio, decidieron alejar la calesa unos metros más. Blair le había dicho que sería un día especial, pero que tenía que seguir sus órdenes al pie de la letra. Dentro del vehículo desenvolvió dos rifles y una bolsita que contenía una escasa cantidad de munición.

Vincent y Valentina se adentraron al bosque mientras los caballeros del club de caza se reunían. A corta distancia se podía oír la jauría alistándose, si querían tener la oportunidad de su entrenamiento sin que nadie los viera debían adelantarse. El señor Blair tenía buen conocimiento sobre los fusiles con llave de percusión. Había participado en cientos de eventos de cacería con su padre desde niño, y se destacó entre los más jóvenes por su buena puntería. Esto fue lo que comentaba a su prometida mientras ella se acomodaba para tomar el arma.

―Las niñas nunca eran bienvenidas en estos clubes de caza. En cierta forma, ninguna madre lo permitiría y no se le ocurriría jamás querer participar.

―Su padre estaría decepcionado ―se burló―. Ha revelado sus secretos a una mujer. ¡Cuanto peligro!

Vincent no pareció comprender la broma.

―Ay de mí, señorita Valentina. He perdido la cabeza, todavía no estoy seguro si sea buena idea seguir con esto. Debo admitirlo, no he conocido una mujer que tenga su osadía y no seré yo capaz de eximirla de sus deseos, por más descabellados que sean. Pero todo esto me llena de culpa y dudas.

Abrió la boca para decirle que él no era culpable y que se sentía dichosa de contar con su ayuda, pero Vincent hablaba tan rápido por la ansiedad que no la dejó hablar.

Valentina [Bilogía Cenizas De Luna 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora