Capítulo 16 - Hay amores que no se olvidan

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Llegó antes de que sirvieran el postre

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Llegó antes de que sirvieran el postre. Sir Henry Lamber estaba embelesado con las atenciones que le brindó la señora Hayward. Adelaida, como buena anfitriona, ofreció un gran festín para su satisfacción: caldos de pollo, sandwiches, pastel de carne, bollos, entre otras delicias que la familia estaba lejos de permitirse.

―Mi Emma tiene talento en el piano y el canto. ¡Ah! Y también en el bordado, sus puntadas son tan perfectas. ¡Es una lástima que haya obsequiado la mayoría de los lienzos!

―Era mi deber. El vicario pidió contribución para los que menos tienen, madre.

―¡Cierto! ―consintió Adelaida, orgullosa―. Otra de tus virtudes, querida, es que eres tan bondadosa.

―¡Oh! Valentina, justo a tiempo ―acotó Emma, alzándose―. Sir Henry estaba ansioso por probar de tu tarta de fresas. ¡Siéntate! Come algo. Estas muy pálida.

Trató de mantenerse en pie. Las emociones la estaban ahogando. Pronto el malestar pudo reflejarse en sus ademanes. Presentó sus disculpas a sir Henry antes de marcharse hacia la cocina. Emma volvió a sentarse, desilusionada.

No había otra cosa que deseara más que compartir esa cena con su hermana mayor, pero cada vez que veía a sir Henry le recordaba a su primo y ese sentimiento de rencor que le guardaba.

Transcurrió así la semana, Emma no le dirigió la palabra. Valentina solía escudarse en los deberes o cuidando de Elizabeth cuando su madre debía atender otros compromisos. Sabía que si se enteraba que volvió a pisar las tierras de Richmonts sin el permiso del propietario enfurecería. Cuando se trataba de algo tan esencial como la muerte de su padre era capaz de hacer lo que sea. Quería que Emma lo entendiera, pero estaba claro que sus principios eran distintos.

Cogieron la próxima diligencia con destino a Barworth. Adelaida les había dado el recado de devolver la canasta que envió la señora Brownson, ya que ella misma no podía presentarse debido a la condición inestable de Elizabeth. No hablaron en todo el viaje hasta que llegaron al domicilio. La señora las esperaba para tomar el té en el jardín.

―Es una pena que la señora Hayward y la señorita Elizabeth no hayan venido. Tenía algunas cuestiones sobre la ceremonia, pero pueden esperar. Lo importante ahora es la salud de la novia.

La señora Brownson sorbo su té de una manera peculiar, se veía un tanto intranquila esa tarde.

―¿El señor Brownson se encuentra fuera de la ciudad?

―Si ―respondió rápidamente―, está bastante ocupado en la oficina.

―¿Y el señor John Brownson le acompaña?

―No. No, mi John, se permitió un breve descanso. La boda lo tiene un poco... ansioso. Me figuro que regresará a su tarea como pasante en unos días.

―Interesante ―expresó Emma―. ¡Estos bollos son exquisitos, señora Brownson!

―¡Gracias! Tenemos un nuevo chef en Barworth...

Valentina [Bilogía Cenizas De Luna 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora