Capítulo 20 - Un consejo

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Faltaba un mes para que el verano acabara, eso significaba que el día de las nupcias se aproximaba

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Faltaba un mes para que el verano acabara, eso significaba que el día de las nupcias se aproximaba. Adelaida estaba eufórica, ya había terminado la lista de invitados con la señora Brownson cuando les contó a sus hijas que había visto al señor Blair en Barworth la semana pasada. Habló maravillas del joven y decía que la señora Price le tenía mucha estima.

—Tenemos la esperanza de que el señor Blair le hará una propuesta a la hija mayor de la señora Price —dijo Adelaida, después de terminar su jugo—. Quizá haya otra boda antes de terminar el año, ¿Qué opinas, Lizzy?

—Lo dudo, madre —opinó Elizabeth, sin dejar de mirar a Valentina.

Adelaida protestó y continuaron la conversación fuera de la sala. Valentina no había escuchado ni una sola palabra. Había estado en vela durante la madrugada, y ya no tenía energías. No podía apartar de sus pensamientos la carta de Rosemary. Estaba obsesionada. Recordaba cada oración como si hubiese un mensaje oculto tras sus palabras. Trataba de dejar sus emociones de lado, pero no podía perdonar a su padre, ni siquiera había podido terminar su té, no tenía apetito.

—¿Estas bien, hermana? —Desocupó su asiento cerca de la ventana y fue hacia ella—: ¿Qué es lo que tanto te aflige? ¿Es que acaso he dicho alguna cosa que te hiriera? ¿O fue Elizabeth? Dime, por favor. No me tortures con la duda.

—Claro que no, Emma —respondió secándose los ojos con la manga del vestido—. ¿Por qué tienes esas ideas extrañas en la cabeza?

—¿Extraña dices? Pues, no me dejas otra alternativa. —Emma acomodó su asiento más próximo al de ella y agregó con énfasis—: Tú eres la que has estado actuando de manera extraña estos últimos meses. Casi no hablas durante la cena, y tampoco nos visitas a nuestra recamara como antes. ¿Me estas ocultando algo?

—¿Qué podría yo ocultarte? —replicó, nerviosa.

No respondió. Lo que suscitó la inquietud en Valentina. No cabía posibilidad de que supiera sobre la carta, ya estaba segura de haberla guardado bien. Pensó hasta lo más absurdo hasta que la misma Emma puso fin a su temor.

—Es el compromiso, ¿cierto? Claro, eso es. Debí sospecharlo. Querida mía, lamento mi comportamiento de aquel día. Me pesa el pensar que debí ser menos drástica.

—Suficiente, Emma. Ya hemos hablado sobre esto. No tienes porqué disculparte.

—Está bien —profirió, no muy convencida.

—¿Has tenido noticias de Melville? —inquirió Valentina.

Le relató sobre los arreglos que hizo Adelaida con Lady Lamber sobre la boda que tendría lugar a principios de marzo. Esto le daría la ventaja a Elizabeth y no intervendría con el trabajo de sir Henry en Cambridge. Pasaron la tarde charlando sobre la boda. Esto la entretuvo bastante. Las sospechas de Emma eran un tema menor comparado con lo que debía de enfrentar.

Valentina [Bilogía Cenizas De Luna 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora