Capítulo 23 - Una boda trae a otra boda

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A fines de Noviembre los Beaton recibieron a su primer nieto

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A fines de Noviembre los Beaton recibieron a su primer nieto. El niño trajo más que alegría para la finca de Plyrose. Maxwell era tan dichoso. Las ganancias de la industria fluían como en caudales. Sin duda, estaba hecho para los negocios y con el apoyo de su suegro todo marchaba de viento en popa. Ahora, su familia estaba ya completa. La señora de Maxwell Beaton no era del agrado de Valentina. Hablaba sin demasiado reparos, y era tan pedante como su padre.

El día que conoció al pequeño Isaac Beaton fue en navidad. La primera navidad que pasaba lejos de sus hermanas. Extrañaba a Emma. Deseaba que estuviera con ella. Cuando veía a su primo afortunado por tener a su primer hijo varón, una esposa de alta posición y una finca enorme deseaba que Emma fuera tan feliz como él. No pasó mucho tiempo desde aquel entonces cuando llegó el día de la boda.

Estaba fatigada por el viaje, Cambridge se encontraba en la otra punta del país. Emprendieron el viaje a la madrugada y al anochecer se detuvieron en un alojamiento. La posada de la señora Jackson costaba cinco chelines más que una hostería de la ciudad, pero las vistas y las habitaciones valían su precio. Fue tan solo por una noche hasta que llegaran a Melville.

Valentina fue escoltada por la doncella. Adelaida salió de la habitación apenas la vio. Hacía tiempo que no tenía contacto con aquella mujer, por poco había olvidado que la farsa continuaba y tenía que seguir fingiendo que era su madre, pero no dejó que su presencia la afectara en un día tan especial como ese. Contempló la belleza de la novia desde el umbral. Admiraba esa armonía que irradiaba. Su sonrisa enmarcó sus hoyuelos cuando la avistó. Emma la estrechó entre sus brazos.

—Parece como si nos hubiéramos separado hace años, queridísima Valentina. ¡Luces bellísima! Has crecido tanto.

Valentina empapó el chal. Estaba conmovida. No importa cual fuera su origen, el amor que tenía para con Emma no distinguía la sangre.

—Lo lamento. No puedo contenerme. Creí que este día tardaría en llegar, pero al fin aquí estamos juntas.

Emma se contagió de su emoción. Las dos celebraron por ese momento y recordaron con nostalgia la noche en Harvey hall donde conocieron a sir Henry.

—Me ha cambiado la vida conocerlo —declaró Emma risueña—, y en este último tiempo lo he estimado más de la cuenta. Oh, hermana, tuve tanto miedo de no volver a enamorarme nunca más y ahora puedo decir que soy tan dichosa de tener a mi lado un caballero como sir Henry Lamber. No todos pueden tener el privilegio de casarse por amor, pero yo sí.

—Nuestro padre estaría muy orgulloso —exclamó ella, y bajó la vista al reconocer las mentiras de sus palabras.

Tras la ceremonia en la iglesia de St. Andrews los invitados se reunieron en un saloncito en el sur del condado, no muy lejos de la finca. Dieron un banquete regio. La boda incluía un programa de baile, el cual la flamante pareja inauguró. No fue extraño que la primera danza fuera la misma de Harvey Hall. Valentina notó el brillo en los ojos de su hermana sin separarse de sir Henry. Sin duda, estaba enamorada de su esposo.

Valentina [Bilogía Cenizas De Luna 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora