Es necesario que, para iniciar una investigación, uno debe despojarse de cualquier clase de temores, confiar en la intuición como ley principal, ser cautelosa a la hora de reunir las pruebas, pero sobre todas las cosas, la perseverancia. Ocupó el resto de los años analizando los acontecimientos, buscando entre artículos antiguos de los periódicos que databan la fecha del día que lo perdió todo.
La noche de la tercera semana de marzo, cuando no había sueño que calmará sus ansias, ni frío que le obligara a regresar a sus aposentos, cubriéndose con una delgada capa de paño caminó por la solitaria carretera que conducía hacia los páramos. El tiempo de llegada era aproximadamente en una hora y media, claro que sí disponía de un vehículo, el trayecto se haría menos pesado. Solía descansar unos minutos en la entrada del viejo molino de Hemfield. Luego, vislumbrando el resplandor del alba por debajo del horizonte, reanudaba su viaje hasta llegar a su destino.
En primer lugar, se adentró al panteón familiar que se encontraba a poca distancia de la parroquia. Había esperado hasta ese día para conmemorar el fallecimiento de su abuela.
Sé fuerte, sé valiente, oyó la voz de la anciana como si estuviera a su lado. Cada vez que la brisa sacudía los tallos de la alameda oía su risa. Recordaba esos últimos días de vida, con que felicidad la oía tocar el pianoforte.
Pasaron los años, y seguía sin poder creer que la señorita Caroline había planeado la muerte de su propia madre. Tan cobarde que involucró a una empleada de Richmonts promovida por la codicia para darle muerte lo antes posible. Annabeth Rowe tuvo su castigo, sin embargo, la policía del condado no pudo encontrar ningún rastro de Caroline Hayward.
El bosque de Undermoon fue su siguiente recorrido, no era un sitio recomendado para visitar a esas horas de la madrugada, pero si el perfecto escondite para la joven investigadora.
Desde el día que halló la nota en ese viejo despacho, donde tuvo la principal sospecha que los males que aquejaban a William habrían desencadenado la causa de su muerte, fue en aquel entonces que esas líneas despertaron en ella una inconcebible y desmesurada curiosidad la cuál no pudo liberarse hasta la fecha. Ahora dueña de su destino y responsable por cada uno de sus actos podía ser lo suficiente capaz de comprender parte de los hechos de una manera más amplia, más limpia. Con respecto a lo que fue un día de su padre, no hubo una gran investigación ni fue preciso buscar algún intermediario para conocer sobre ese trágico momento, bastó tan solo con ser paciente.
Por supuesto que existió un periodo donde necesitó de su ingenio y cautela para reunir las pruebas, elementos que ni en Richmonts ni en la memoria de su familia conseguiría. Fue así que, con la mayor de la certeza, supo que William A. Hayward falleció el día 11 de marzo del año 1837 por única y propia voluntad. Existió una investigación que duró unos pocos meses después del fallecimiento, estuvo a cargo del inspector Joseph Needham y su equipo, los cuales sin haber hallado alguna prueba encontraron como resolución una muerte planificada por la víctima. Sin dar demasiados detalles de la observación del cuerpo policial, el reportero del "News Times" profundizó en el artículo sobre las referentes propiedades y distinciones que poseían los Hayward en ese entonces.
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Valentina [Bilogía Cenizas De Luna 1]
Historical FictionDurante el siglo XIX en el pueblo de Hemfield hubo un trágico suceso que cambió por completo la vida de la familia Hayward, en especial para la hija menor: Valentina. La muerte de su padre se convirtió en un enigma por resolver. A su corta edad Vale...