One-shots -- Universo de Percy Jackson

30- ❇️❤️ Percy Jackson (pt.1/3)

Narración: Primera persona

Estilo: Chica x Chico

Pedido: @Cookie_Milk_Heart

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- No me gusta el vestido - me quejé. 

- No te gustan los vestidos en general, Dafne - replicó mi madre. 

Bien, tenía razón, pero ese era particularmente espantoso. Los holanes rosas eran demasiado empalagosos y no entendía porque llevaba cincuenta mini moñitos en la falda si ya tenía uno en mi cabeza. 

- Hoy vamos a conocer al capitán del barco - me recordó mientras me ahogaba con un perfume de lavanda -. Debes estar presentable... 

Yo sólo rodé los ojos. ¡Qué necesidad de la vanidad! 

Mientras mi madre terminaba de acomodarse el vestido azul mirándose al espejo, yo observé por la ventana hacia el mar azul apenas visible entre la negrura. 

Cuando mamá me dijo que podíamos zarpar el pacífico en un barco, hasta brinqué de emoción, pero esto no era lo que esperaba. Siempre debía estar vestida con elegancia, pues ella decía que debíamos mantener un buen estatus. No podía correr o hacer cosas divertidas por que según "no eran apropiadas de una dama" ¡Estamos en pleno siglo veinte! Las mujeres deberíamos ser capaces de hacer lo que queramos sin usar un corsette apretado o esperar a que un hombre nos pida para casarnos. 

'Ya van siete días ' me recordé mientras me ponía los guantes blancos hasta el codo. 'Sólo tres semanas más y volveré a mi vida habitual en el campo'. Yo prefería a papá mil veces que a mamá. Él sabía divertirse, al menos. 

A eso de unos diez minutos, por fin salimos. Atravesamos el pasillo entre los camarotes y maderas pulidas. Las lámparas cálidas nos iluminaban en nuestro andar y cuando llegamos a las escaleras que llevaban a la proa, cruzamos un gentío de personas adineradas y, si me permiten decirlo, mayormente falsas en sus sonrisas. 

El viento de la noche me recibió el rostro con frialdad. Anduvimos por ahí, con un cielo estrellado en nuestras cabezas y gente en trajes y vestidos pretenciosos. Por fin arribamos al que sabía que era un salón de eventos y al entrar, me maravillé con lo que vi. 

Siempre están las cenas arregladas con mucho cuidado, pero aquello era impecable. Habían velas en los manteles blancos. Las servilletas blancas estaban bordadas con hilo color oro y la vajilla era de el crema más suave que había visto en mi vida. Las sillas no eran las habituales del comedor, ahora eran unas tapizadas con seda y los cubiertos eran de un imponente tono amarillo metálico. Había un grupo para armonizar de violinistas y unos enormes ventanales con vista al mar. 

Frente a los vidrios, estaban unos hombres con trajes hablando con unas damas de alta estima. Mi madre entrelazó su brazo con el mío y nos acercó hasta ellos. Uno de los señores reparó en nuestra presencia y sonrió.

- ¡Julianne Johns! - exclamó con una voz profunda -. Es un honor que nos acompañe esta noche... 

- Oh, Capitán Brekker, el gusto es todo mío... 

Ver a mi mamá coquetear no era de mis actividades favoritas. Sí, papá y ella están divorciados, pero aún así debería controlarse un poco cuando yo estoy en el campo de visión... Además, aún no me acostumbraba a su apellido de soltera. Ella soltó mi brazo y sonrió.