Innsaei

Quinta Lección

La mente puede resistir, pero al corazón nadie lo detiene.

Y mucho menos, si este ya está ardiendo.

—Sólo... —pausó. —No quiero que esto se repita. —tratando de mirarla.

Pero ella seguía de espaldas.

—Y para que eso no suceda, necesito saber qué lo provocó —agregó Quaritch.

Omli volteó, sus mirada púrpura, inundada en un mar de lágrimas. Hasta sus mejillas se humedecían con la espuma de aquel mar.

—No lo entendería, Coronel —evitando su mirada.

—Entonces, —colocando sus manos en los hombros de Omli. —ayúdame a entender.

Quaritch deslizó sus dedos en las mejillas de la Tsahik, retirando los mechones de cabello pegados a su rostro.

Ella tomó una respiración profunda, reuniendo el valor para compartir su pasado. Lo más que pudiera.

—Coronel, he vivido cosas que no le desearía a nadie, —comenzó, su voz temblaba. —Viví la desesperación y la angustia como nunca antes. Luché, luché mucho, pero las heridas que me quedaron... —palpando su pecho. —no fueron solo físicas. Llevé heridas en mi espíritu, muy dentro de mí.

Quaritch no entendía, no tenía la más mínima idea de todo lo que había sucedido en la vida de Omli.

—Nuestra Gran Madre me permitió reconciliarme con los fantasmas de mi pasado, hacer las paces con las heridas de mi corazón...

—Pero no sanaron. —agregó, mirándola con cautela. —No del todo.

Omli sonrió, palpando las piedrecillas de su atuendo, como un gesto ansioso.

—No se puede olvidar... —suspiró. —puedes perdonar, no volver a sentir culpa o dolor. Pero jamás olvidas. —levantando la mirada al techo. —Mi alma sanó, pero a veces, el recuerdo llega hasta mi piel. —abrazándose a sí misma.

Ahora más que nunca, Quaritch ansiaba conocer la historia de Omli. Toda su historia.

—¿Que té sucedió, Omli? —preguntó con seriedad.

Las sospechas de Quaritch aumentaron.

Ella hizo una pausa, tragando saliva.

—Fue durante una época muy triste para mi gente, lleno de dolor y confusión.

—Esa no fue la pregunta... —sosteniendo el rostro de la joven na'vi.

Omli lo miró fijamente.

—No es fácil contar algo así, Coronel. —apartando la mano del Coronel.

—¿Por qué? —frunciendo el entrecejo.

—Sé que muchas cosas cambiarían. —bajando la mirada. —Todo lo que hemos logrado...

Quaritch, guardó silencio. Pensando: ¿Qué podría ser?

Una idea lo iluminó.

—Si todo lo que has hecho aquí es algún tipo de plan para atacar Bridgehead... —frunciendo sus labios, negando. —olvídalo, tú y tu gente morirían antes de siquiera acercarse al perímetro.

—No, Coronel... —aseveró. —Yo sé, entiendo que ustedes piensen eso de mi pero... como dije el primer día. —mirándolo a los ojos. —Solo soy yo...

—Entonces. —mirándola con altivez. —¿Qué otra cosa podría arruinar todo esto?

Omli lo meditó un momento. Tal vez ella malinterpretó el designio de la Gran Madre, tal vez lo que ella le dijo no era "mantén el secreto", tal vez fue: