Danzantes Dagas Carmesí

1 0 0
                                    

La noche de la ceremonia de la fertilidad había llegado, y con ella, una mezcla de emociones que flotaban en el aire como el aroma de las flores silvestres. Omli, con el corazón palpitante, se preparaba para guiar a su clan en este ritual tan significativo para los Tawkami. Sin embargo, el destino tenía otros planes para ella, y pronto descubriría que hay semillas que ya llevan tiempo floreciendo.

Es hora de recoger el fruto.



El sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos rojizos y dorados que parecían reflejar el fuego interno que ardía en el corazón de Omli. Con cada pluma que colocaba en los atuendos de los soldados, sentía como si una parte de ella se desprendiera, tan solo para hacer más amplias sus redes. Su vínculos, tal como la Gran Madre lo hacía rodeando todo lo que habita su mundo; ahora era turno de Omli, entretejiendo su propio viaje con el de los Recoms: sus ahora hermanos.

Mientras Z-dog la ayudaba a pintar su espalda, Omli no pudo evitar pensar en Saran'tsi, la Tsahik Tawkami; esta sería la primera vez que ella vería una nueva clase de demonios. El pueblo Na'vi ya tenían suficiente con las personas del cielo y sus "sonámbulos" de apariencia Na'vi, ahora con la llegada de estos nuevos seres de cuerpo Na'vi y alma humana, no sabía muy bien cuál sería la reacción de la Gran Madre Tawkami.

—Ma'Eywa... —pensó Omli, mientras terminaba de trenzar su cabello. —tu proveerás. Solo...guíanos y que ellos, —pensando en los soldados. —mi amado Clan Sawtute, no metan la pata.

La imagen mental de posibles escenarios desastrosos, la distrajo, haciendo que su cola golpeara el recipiente de pintura, derramando su contenido.

—¡Mierda! —exclamó Z-dog.

Omli abrió los ojos y vio la pintura regada en el suelo.

—Vaya...mientras esto no sea un mal augurio. —pensó.

—¿No tendrás más? —dijo Z-dog, observando la espalda de Omli a medio pintar. —Aún falta y bastante.

—No te preocupes, —dijo suavemente, mirando su espalda en el espejo. Notando la falta de sus ornamentos. —Lo importante es que ustedes luzcan espléndidos.

Z-dog la miró con una mezcla de melancolía y preocupación. —Que considerada, pero todos deberíamos vernos igual ¿no? —intentando recoger la pintura del suelo. —Sobre todo tú. Eres la que se encargará de presentarnos al resto del Clan. Deberías verte tan pomposa como el Coronel, a él lo dejaste luciendo como un verdadero hostil. —burlona.

Omli suspiró. Z-dog tenía razón pero en cualquier caso no le iba a dar tiempo de fabricar algo para ella.

—Lo que más deseo es que nuestro clan cause una buena impresión. —dijo Omli. —Los Tawkami... ellos son también mi pueblo, mi hogar. Quiero que vean lo bien entrenados que están ustedes, así ellos no podrán tacharlos de...demonios. Al menos no tanto. —estirando los lazos rosa de su atuendo. —Serán vistos como demonios que pueden ver, si logramos eso, me sentiré tranquila.

—¿Demonios? —dijo burlona, limpiando sus manos con agua. —Lucimos como ustedes, hablamos como ustedes y ahora hasta vestimos como ustedes. ¿No sería mejor que nos vieran como sus iguales? Además, —sacudiendo sus manos. —tu atuendo es algo pálido, deberías usar más rojo. Así te verías más como todos, ya que según tú, los Tawkami valoran mucho la apariencia en esta clase de ceremonias. Y no solo eso, —cruzándose de brazos. —no pegaste el ojo en toda la noche, solo dormiste una hora y eso porque tuvimos que amarrarte en las cobijas y obligarte a descansar.

Omli tomó la muñeca de Z-dog y vio la hora, exhaló exhausta. Se recogió el cabello en un simple coleta y se contentó con su atuendo rosa pálido.

—Ellos ya me conocen, ustedes serán el centro de atención, lo quieran o no. —colocándose de pie, tirando a la basura las toallas con que Z-dog limpió la pintura derramada. —No te preocupes por mi, ustedes encárguense de ser cordiales y comportarse bien, no rechacen lo que les ofrezcan y disfruten la noche. —sonriéndole. —Luces hermosas Ma'tsi-doh, espero que bailes toda la noche. Entre los Tawkami hay muchos hombres atractivos...

InnsaeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora