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-¡Juro que te matare, lo juro!- gritó Harry mientras salia corriendo de aquella sala con mis padres detras. El cuerpo de Sirius se habia desintegrado como el polvo, pasando aquel arco.
Estabamos él y yo, cara a cara.
-Me mentiste- empecé- me utilizaste- hizo un intento de bajar la mirada pero le obligué con la varita a mantenerla- se hombre y afronta tus errores.
-No todo fue mentira.
-No te creo. No te creo nada.
-No me pude negar. Llegaba a la mansion Malfoy y vi en donde estaban metidos. Intente no meterme pero me dijeron que tenia talento, asi que me obligaron- mi mano tembló- la semana que desapareci el padre de Draco me explico lo que pasaria si no cumplia mi cometido, cuando llegue a tu habitación con la cara destrozada.
-¿Fue él?- Sebastian nego.
-Fue él- el señor tenebroso- no sabes lo que un humano puede aguantar la maldicion cruciatus. Pense que me mataban. Y por un momento lo preferí. Pero fue egoista. Lo vi una forma de acercarme de nuevo.
-No- susurre.
-Te echaba de menos. Te queria hablar. No lo hice bien, pensé en el momento y no en el futuro. Intente impedir todo esto pero tu cada vez descubruaa mas cosas y no queria dejarte sola. Mi plan era trasladarles información y ya, pero te querian a ti. Y eso no lo iba a permitir- estupido corazon, no te alteres- han estado llegandome cartas metiendome presion, y me avisaron de lo de hoy. Por eso no queria que vinieras- los ojos se oscurecían por las lagrimas- Laura, te ami.
Le apreté la varita contra la garganta.
-No vuelvas a pronunciar esas palabras- si lo hacia me doblegaria.
Mi cabeza asimilaba cada palabra que habia salido de la boca de Seb, sin acabar de entender nada pero a la vez comprendiendo todo.
-¿Que elijes ahora?- Seb me miró intensamente y mis piernas flaquearon.
-A ti, siempre.
-Demuestramelo. Pero a mi ya me has perdido- me aparté y escuche salir el aire de su garganta, pero al girarme se tocaba el corazón.
No se levantó cuando me dirije a una de las puertas que habia para salir de ahi.
Pero lejos de huir del problema, me encontre de frente con otro.
Ante mi se estaba produciendo posiblemente la pelea entre los magos mas poderosos aun vivos: Albus Dumbledore y Lord Voldemort.
Mire a Harry, tirado en una esquina y corri hacia él.
-¡Harry! ¡vamos levanta!- Harry semiconsciente se levantó apoyado en mi, pero volvio en si al ver lo que pasaba.
-Dumbledore...- susurró.
Era espectacular. Una obra de arte morbosa y tetrica.
Mire a mi alrededor en busca de mis padres y una punzada en el corazón me confirmo que no estaban.
-Mis padres- dije.
-¿Quienes, ellos?- dijo la voz siseante de Voldemort, lo que me congeló la piel.
En un momento estaba situado detraa de mis padres, inconscientes y atados con magia.
-Sueltales- dije, como se fuese a servir de algo, mientras me acercaba. Lo unico que me paró fue la mano del profesor Dumbledore.
-Sabes lo que quiero a cambio- lo sabia, pero no estaba dispuesta.
Hasta ahora.
Mis padres estaban a un paso de la muerte y dependia d mi decisión.
Pero no me perdonarian jamas que me uniese a él.
El estres y el miedo se convirtieron en magia, la notaba vibrar por mi piel pidiendome a gritos que la sacase.
-Eso es...muestrame lo que tienes- una fuerza invisible arremetio contra él, pero demasiado lento.
Empezo un baile estrafalaria de fuerzas y esquives, burlas e insinuaciones.
No se de donde empecé a invocar rayos, lanzar piedras del suelo, cada vez utilizando mas magia.
Me sentia cansada, pero sobretodo, inutil.
-Vamos, princesa- escuche, no se si en mi mente o en la vida real.
Me lo confirmo el cambio de rehen.
En vez de mis padres, ahora tenia cara a cara a Seb.
-Princesa...que cursilería. Pero por favor, no os corteis por mi, dila todo lo que sientes por ultima vez.
El miedo me inundo por completo, y entonces mi magia cambio a negra.
Como la de Isidora.
Vi como le brillaban los ojos a Voldemort.
-Eso es lo que queria ver- una masa negra inundaba mis manos, se sentia pesada y menos pura que la blanca, como si todo lo negativo se hubiese juntado y amoldado.
Me guie por instinto. Le lance una y otra vez descargas de fuerza que acabaron en nada.
El suelo retumbaba a mis pies mientras los sentimientos explotaban.
Y de repente, como una bocanada de aire, me apague.
Cai al suelo, confundida, exhausta. Me mire las manos, las cuales dejaban de brillar.
-No, no, no- mire a Sebastian, pero él no me miraba a mi, sino a un punto mas lejani.
-Que mediocridad. Cuanta inutilidad en un solo cuerpo. Que pena que semejante poder lo tenga una cualquiera.
-Callate- le dijo Seb, y temi que le matase ahi mismo, de no ser como Dumbledore arremetio contra él en un movimiento inesperado.
Lord Voldemort tuvo que soltar a Sebastian, quien rodo lejos y se acercó hacia mi.
-¿Estas bien?- asenti.
Nos giramos justo oara ver la varita de Voldemort fragmentarse.
-¡No!- gritodr agonia.
Escuchamos pasos y nis giramos.
Todo el ministerio, incluido Barty Crough, presenciaban a el señir tenebroso como si fuese un fantasma.
Levantaron las varitas en un signo mediocre de heroicidad, pero Voldemort simplemente desapareció en una nube de humi.
Como si nada hubiera pasado.

Al los minutos la prensa nos hacia preguntas. Mis padres fueron rescatados y se encontraban e una esquina respondiendi a lo que podian.
-¿...magia antigua?- me decia un señor bajito de pelo rosa.
-¿Disculpe?
-¿Es verdad que puede usar la magia antigua?- me quede en blanco.
Sobretodo por que se suponia que nadie tenia que saberlo, a no ser que llevasen en la sala mas tiempo del que suponia
-La señorita Foster estará cansada, dejemos las preguntas por hoy- dijo Dumbledore salvandome- ¿La encontraste?
-Si, señor.
-¿Te dio las respuestas que buscabas?
-A medias, señor. Se como usarla pero aun bo entiendo por que yo. Isidora es mi antepasado pero le corrompio la ansia de poder. Pero empezo como yo. ¿Y si acabo igual?
-Cada uno hace con sus posibilidades lo que cree conveniente. No porque ella eligiese el mal camino tienes que hacerlo tu. Un buen corazón siempre sabra que elegir- le dedico una mirada a Seb, que estaba huyendo de una periodista rubia- deberia de hablar con el señor Sallow, al final no fue mas que otra victima.
-Pero me mintio, señor. Me siento usada. Entienda que me cueste.
-No es un mal muchacho, simplemente le falta luz. Tu eres la luz en su oscuridad y juntos haceis una pareja complementada- y se fue.
Le mire y justo en ese momento nuestras miradas se cruzaron.
Se acercó.
-Hola- dijo. No conteste- oye, lo siento po...- le abracé, no aguante más. Me abrazo con demasiada fuerza- pense que te habia perdido- lloriqueo. Un flash nos rompio el momento y la periodista rubia sonreia arrogantemente a Seb.
-¿La conoces?
-Es Rita, famisa por inventarse la vida de la mayoria de la gente sobre la que escribe- nos reimos- anda, vamonos a casa.

Prejudice [ sebastian sallow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora