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Al dia siguiente estaba tratando de asimilar todo lo sucedido: los besos de ambos, la confesion de Harry, el diario de Isidora... sentia que estaba en una pecera y me iba ahogando poco a poco.
Pero ahi estaba Pansy, que seria las branquialgas que necesito para sobrevivir.
-No me lo puedo creer- me dice susurrando en herbologia- ¿Los dos? Primero te voy a matar por no contarme lo de Seb antes. Y segundo: te lo dije.
-Lo se, me lo dijisteis todos.
-Es que se notaba que le gustabas. A ver, con razón.- se le escapo una risita mientras le daba un golpecito en el hombro.- ¿Que vas a hacer?
Mire a Harry a través de la mesa, quien giro la cabeza bruscamente. No queria dejar de ser su amiga. Pero no queria que lo pasase mal. No quiero ser egoista y mantenerle a mi lado solo porque yo quiero.
-No lo se. Mi cabeza da vueltas- mi vista se dirije hacia otro lado, donde un chico con una tunica de slythering me mira sonriendo. Y le sonrio de vuelta.
-La col te va a acabar mordiendo si sigues sin prestarla atencion- me riño Pansy- ¿Sabes lo que te haria falta? Ir de compras. De hecho, hay que comprar el vestido del baile.
Quedaban 3 semanas para el baile y mi cabeza ni siquiera lo habia pensado.
-No puedo hoy, tengo clase extra de pociones- mentira, era miércoles y tenia que ir con el profesor Snape a practicar la oclumancia.
-Mañana no te me escapas. Despues de transformaciones vamos, no me apetece escuchar al de historia de la magia ultimamente.
-Nunca te apetece.
-Pero me sigues queriendo igual.

. . .
Segui al profesor Snape por los pasillos de las mazmorras hasta llegar a una en concreto donde habia un taburete.
-Sientese- me indico. Los nervios escalaban mi columna y un escalofrio fue la prueba de ello.
-Aviso que esto no va a ser un camino de rosas, Foster. Le va a doler- levantó la varita en mi dirección- tienes que intentar bloquearme la entrada a tu mente.
Antes de que dijese nada mi vista se volvio borrosa, mi mente un tremendo caos. Millones de recuerdos galopaban en las entrañas de mi mente.
Y de repente vi a Sebastian arrodillado ante su tio, muerto.
-¿Pero que tenemos aqui?- sono la voz de Snape.
-Seb...
-¡Debil!- me gritó la voz del profesor- no dejes tus recuerdos al descubierto.
En un pestañeo estabamos en la biblioteca, en la sección prohibida.
-¡No!- grité. Intente echarle de mi mente, pero me sentia sudar demasiado. Force mis sesos pero eso no impidio que escuchase los pasajes del diario de Isidora, las conclusiones, el beso.
Abri los ojos inhalando una gran bocanada de aire.
-¿Que haciais tu y Sallow en la sección prohibida?- dijo lentamente arrastrando las palabras.
Me estaba intentando recomponer cuando su varita tiro de mi cabeza hacia arriba.
- Magia antigua... era eso- murmuró. -¿Sabes utilizarla?
-No creo ni que la tenga, señor.
-La tienes, de eso no me cabe duda.
-¿Como esta tan seguro?
-Te recuerdo que acabo de pasearme por tu mente sin ningun tipo de barrera- apartó la varita- la clase a finalizado. Hazlo mejor la proxima vez.
Estaba yéndose, sin decirme nada sobre la sección prohibida ni las 50 normas que habíamos incumplido.
Me dejo ahi, sentada sobre el taburete, sudando e hiperventilando.
Pero me lo había confirmado. Me habia confirmado que la tenia.
Si habia alguna duda ahora estaba resuelta.
Me levanté de un salto. Tenia que intentarlo.
Me puse enfrente del taburete y levante la mano.
No sabia muy bien que intentaba, pero tenia que suceder algo. Algo minimo. Un leve movimiento.
Me concentre y note fluir el poder en mis venas, sentia como palpitaba debajo de mi piel. Senti el aura de luz que me rodeaba. Y senti el leve temblor del suelo cuando el taburete se estampo contra él.
Aturdida, me mire la mano.
Esto no era posible.
Una culpa gigante de repente se apodero de mi.
Podria haberla salvado.
Una lagrima cayó sobre mi mejilla. Me fui dejando caer en el húmedo suelo hasta abrazarme las rodillas.
Y llore.
Ya no solo por eso. Sino por todo lo que sentia.
Llore por la culpa, por Harry, por Her, por Ron, por la ansiedad, por el sentirme excluida, por Seb. Por todos los cambios que estaba viviendo y no sabia manejar.
Me quede ahi una hora. Llorando. Sin moverme.
-¿Laura?- me sobresalte enseguida. Delante tenia la cara pecosa de Seb, que me miraba con preocupación.
-¿Que haces aqui?- le pregunté.
-¿Que haces tú aqui? ¿Por que lloras? ¿Esta todo bien?- le mire y todo se lo expresaron mis ojos. Una leve negación con la cabeza basto para que me abrazase.
-No estas sola. Estoy aqui- me aferre a esas palabras como si mi vida dependiese de ello. Me cargó en sus brazos mientras apoyaba mi cabeza en su pecho.
-Vamonos a casa, princesa.

Prejudice [ sebastian sallow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora