EPILOGO

827 77 5
                                    


Dos años después.


—¿Es que como se te ocurre Alexis?— Dije un poco molesta.

—No es para tanto.— me respondió mi esposo.

—A lo mejor para ti no, pero no sabemos si pueda ocasionarle un trauma.

—No creo que por aventarle una rebanada de queso amarillo en la cara se vaya a traumar.— levanto los hombros restándole importancia. Yo solo lo fusile con la mirada.

Me había metido a bañar, así que había dejado a Alexis encargado de darle de comer a nuestra hija, Ángela.

Cuando salí de la ducha escuche a mi bebé llorar, así que fui rápido a la cocina para revisar que estaba pasando, para mi sorpresa vi a Alexis quitándole del rostro una rebanada de queso amarillo  a nuestra bebé.

—Probablemente no, pero tener un hijo es una responsabilidad, no es para divertirte.— Tome a Ángela entre mis brazos para intentar calmarla.— Solo imagínate que le hubiera caído en sus ojitos y se hubiera quedado ciega.

—Cariño.— Se acerco a mi.— No exageres, no le paso nada, mírala.— la señalo, pero aunque se que no me lo iba a decir sabía que ya se había preocupado.— Ya hasta se esta riendo.

Y si, para mi sorpresa Ángela ya se encontraba sonriéndole a su papá. Cada vez que la veía me recordaba a él, a su grande sonrisa y como sus ojitos se hacían pequeñitos cuando reía, al igual que él.

—Prometo cuidarla mas, Ángel.— me abrazo dejando a la niña entre nosotros.— Estamos aprendiendo juntos, así que seguiré dando mi mejor esfuerzo para que ambas estén bien.

Asentí y le di un pequeño beso en los labios. En eso me mostro el video que había grabado y debí admitir que al menos con un padre como él, mi hija no se quedaría sin recuerdos graciosos de su infancia que le contaríamos a sus futuras parejas.


*****

Hace dos años, después de nuestra boda nos fuimos de viaje a Europa y especialmente a París, para nuestra luna de miel.

Todo iba perfectamente bien, pero llego una parte del viaje en el que comencé a sentirme cansada y con mareos. Por un momento creí que era por el Jet-lag y porque había comido alimentos los cuales no había probado nunca antes. Alexis y yo pensamos que era un tipo de infección en el estomago, así que compramos pastillas en una farmacia y comencé a medicarme.

Pero un día platicando con mis amigas, les conté como me sentía de salud y Eli hizo el comentario "¿No estarás embarazada?", rápidamente le dije que no, Alexis y yo solíamos cuidarnos mucho. 

Pero los métodos anticonceptivos no son cien porciento confiables, así que me genero algo de duda.

Así que una mañana, aprovechando que Alexis seguía dormido salí del hotel a buscar una prueba de embarazo. Me daba un poco de temor, no porque no quisiera ser madre o porque Alexis no quisiera, al contrario, habíamos hablado de que queríamos formar una familia, pero no pensé que sería tan rápido.

Al llegar al hotel, Alexis se encontraba despierto así que le mentí diciendo que había ido a comprar otros medicamentos porque los que tenía ya estaban por terminar. Me creyó.

Esa misma noche, cuando me metí a bañar aproveche para hacerme la prueba, todo el día no deje de pensar en eso, por lo que estuve distraída y Alexis lo noto, me excuse diciéndole que me sentía un poco mal, me volvió a creer y regresamos a la habitación.

Me hice la prueba, y fue positiva. Muchas veces había escuchado decir que era más probable que existieran falsos negativos, pero falsos positivos nunca, así que si había salido positivo tenía que estar muy embarazada.

Tenía que pensar como decirle la noticia a Alexis, para mi era una buena noticia y sabía que para el también lo sería, pero no lo estábamos buscando, no en este momento a unas dos semanas de apenas habernos casado.

Guarde en mi bolsa la caja de la prueba, tenía que pensar una idea, lo malo es que era muy raro que estuviera sola como para comprar o planear algo en grande.

Sali del baño y ahora era el turno de él para bañarse, así que me cambie rápidamente para bajar a la tienda de recuerdos mas cercana y ver si encontraba algo para anunciárselo. Pero para mi mala suerte no había nada, además que ya era tarde y sería mas complicado encontrar algo, así que regrese a la habitación.

Al abrir la puerta lo encontré sentado en la cama. Alexis solía ser alguien que se tardaba bañando por lo cual me sorprendí verlo ahí, aún sin ducharse.

—Hola, cielo.— dije mientras cerraba la puerta detrás de mi.—¿Qué pasó? ¿Se acabo el agua caliente?

—¿Dónde estabas Ángel?— me pregunto seriamente.

—Esto...— tenía que pensar rápido.— salí a ver si encontraba algo de comer, tenía antojo de algo picosito.

—¿Me estas diciendo la verdad?— se me quedo mirando.

—Si Pato, es la verdad.— dije intentando que no se notara mi mentira en el rostro.

—Todo el día te he visto pensativa, distante.— comenzó a decir.— por un instante pensé que estabas considerando nuestro matrimonio.

—No Alex, nunca me arrepentiría de casarme contigo.— comente a acercarme lentamente hacía él.

—Entonces explícame que esto.— dijo y me mostro la prueba de embarazo. La prueba que yo había guardado en mi bolsa.

—¿De donde sacaste eso?— Pregunte confundida.— No se supone que la hubieras visto.

—Estaba en el lavamanos. ¿Por qué no tenía que haberlo visto?

—Es que quería darte una sorpresa.— Sentí como mis ojos se ponían llorosos.

—¿Entonces es cierto?— se levantó y me observo.— ¿Estas embarazada?

Asentí lentamente llorando.

Alexis me abrazo rápidamente.

—Ángel, que feliz estoy, ¿tu estas feliz?.

—Si, muchísimo.— sorbí la nariz.

—Mientras tu seas feliz, yo seré feliz. Seremos papás.— Se rio y me beso.— Seremos papás de un angelito.

—O de un patito.— Reí.

—Ahora todas las noches en París serán especiales.

—En París y en todos lados, mientras estés a mi lado.

NOCHES EN PARIS || QUACKITYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora