Mas malentendidos.

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Después de mi encuentro con Alexis, regrese a mi habitación y fui por mi vape, desde que comencé a salir con él lo había dejado, pero todo el estrés que había estado teniendo durante estos meses, era la única forma de relajarme.

Regrese con las chicas y comencé a convivir con todos, en ocasiones podía sentir la mirada de Alexis sobre mi, se que desaprobaba el hecho de que fumara, pero ya no había razón por la que tuviera que importarme lo que opinaba.

Dure la mayor parte de la noche platicando con Iván, me conto de donde provenía su sobrenombre Spreen y me conto que el chico bajito que había visto antes era Carre, su mejor amigo.

 —Es una pena que Quackity y tu hayan terminado.— dijo repentinamente, lo cual me sorprendió ya que no estábamos hablando sobre eso.

—Pues a si pasa, no todo es para siempre.— dije alzando los hombros, restándole importancia.

—De hecho cuando te conocí la primera vez te me hiciste demasiado guapa.— dijo antes de darle un sorbo a su bebida.

—Gracias.— fue lo único que fui capaz de decir, le tome a mi bebida y me acomode el cabello, me había puesto nerviosa.

—La verdad yo pensaba que eras novia de El Mariana.— ambos nos reímos pero continuo hablando.— Por eso al principio no intente nada, pero ya cuando después lo negó, que eran novios, iba a dar todo lo que tuviera por llamar tu atención, pero después supe que estabas con el Quackity.— me quede observándolo sin saber que decirle.

—Recuerdo cuando los vi juntos en aquel restaurante de los Ángeles.— continua hablando.— Se veían demasiado enamorados, que pena que haya terminado.— asentí por inercia y le fume al vape, no sabía que decirle en este momento sentía un nudo en mi garganta.

—Pues que te digo.— suspire.— No es algo que yo hubiera querido, pero así paso y ya no hay vuelta atrás.— Lo mire y nos sonreíamos, era una sonrisa de lastima pero a la vez de consolación.

—Bueno, si estuviera soltero claramente te ligaría.— me dio un codazo y yo reí por tal atrevimiento.— Pero déjame decirte que ya perdiste tu oportunidad, Angie.

Me reí fuertemente, lo que hizo que varias personas se giraran a vernos.

—Que pena.— le dije sarcásticamente entre risas.— ¿Quién es la afortunada?— le pregunte curiosa.

Suspiro y vi como su mirada se torno tierna, se notaba que se encontraba enamorado.

—Se llama Tamara, la conozco desde que éramos niños, pero nos volvimos a reencontrar en México, quizá sonara demasiado cursi pero siento como si hubiéramos estado destinados a volver a cruzarnos.— Lo observe tenía una sonrisa tonta, de alguien que esta demasiado enamorado, sonreí a verlo feliz, me alegraba por él, sabía lo que era sentirse así.

—Cuídala mucho Spreen.— Lo abrace y continuamos hablando sobre su historia de amor.

Se hizo tarde, cada vez me costaba mas seguir despierta, así que me despedí y me encamine a mi habitación para al fin descansar.

Me cambie de ropa y me vestí con una pijama en forma de vestido, era demasiado ligera, apenas adecuada para el calor que se estaba sintiendo. Entre al baño de la habitación para desmaquillarme y lavarme los dientes. 

Escuche que abrieron la puerta de la habitación, imagine que pudiera ser alguna de las chicas que intentarían convencerme de regresar al jardín o alguien ya ebrio que se haya equivocado de habitación, me asome por la puerta para revisar quien era.

Al asomarme mire a Alexis, era la tercera vez en un día que hacía cosas que me dejaban sin palabras.

—¿Te confundiste de habitación?— pregunté desde la puerta del baño.

NOCHES EN PARIS || QUACKITYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora