Hotel

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-Aquí estás.- llegó un amigo del chico haciendo que nos separáramos, me sorprendí que le hablara en español porque desde que habíamos comenzado a intercambiar palabras todo había sido en inglés.

-¿Que pasó?.- preguntó mi acompañante con un tono molesto.
-Perdón wey, pero tenemos que irnos, saben que estamos aquí.- el chico alto de lentes dijo en voz alta, quizá pensaban que no les entendía.

El chico se giró a verme con una mueca de de disculpa, iba a comenzar a hablar hasta que llegó mi amiga Mariana.

-Angie, aquí estás, tenemos que irnos.- me dijo mi amiga sin percatarse de que estaba acompañada.

Me giré a verlo y solo me despedí con un beso en la mejilla y le susurré un adiós cerca de su oído, el solo posó su mano sobre mi cintura dando un apretón leve y sonriéndome.

Comencé a alejarme y escuché como su amigo se burlaba de él diciendo que parecía el joker, no pude evitar reírme y rápidamente limpiarme yo también.

De regreso al hotel no me salvé de las preguntas de mis amigas y sobre quién era el chico y cómo se llamaba, la verdad no tuve respuesta para ninguna de sus preguntas, no sabía cómo se llamaba ni de donde era, lo único que sabía es que era alguien guapo, con linda voz y besaba demasiado bien.

Después de llegar al hotel cada una había ido a su habitación a dormir y parece que mágicamente el sueño que tenia hace unas horas había desaparecido, decidid tomar una ducha rápida y ponerme algo de ropa cómoda.

Cuando Héctor y yo habíamos elegido este hotel nos inclinamos porque tenía una hermosa terraza con vista a la Torre Eiffel, debo confesar que secretamente busque y descubrí que era un lugar donde mayormente hacían propuestas de matrimonio, tenía la tinta ilusión de que el hubiera organizado algo como eso.

Decidida tome mi celular, la llave de mi habitación y mi vape, el pensar lo que pudo haber sido no me iba a llevar a ningún lad así que fui directo a esa terraza para admirar la vista y lamentarme sola.

Las imágenes que había visto en internet no le hacían justicia con lo hermoso y pacifico que se sentía estar ahí.

Tome asiento en una de las bancas que se encontraban ahí, así que puse algo de música mientras comenzaba a fumar y a pensar de cómo mi vida había cambiado, no pude evitar derramar algunas lágrimas.

Estuve con Héctor durante toda mi universidad, creí que éramos una excelente pareja, nunca peleábamos y siempre intenté ser comprensiva con él, pero en el primer instante me engañó con alguien que no conocía de nada, cuando le pregunté la razón me dijo que casi siempre me la pasaba de viaje por trabajo y no tenía tiempo para el, por lo tanto llegue a pensar que fue mi culpa todo lo que había pasado.

Mientras seguía perdida en mis pensamientos escuché unos pasos, imagine que era algún guardia de seguridad que me pediría que volviera a mi habitación, pero para mi sorpresa me encontré con el chico misterioso, se encontraba en pijama y no traía lentes ni el gorro que estaba usando en el antro.

-Que agradable sorpresa, Angie- dijo con una sonrisa en su rostro mientras se paraba junto a mi.
-¿Como sabes mi nombre?- cuestione, ya que nunca le había dicho cómo me llamaba.
-Escuche cuando tu amiga te llamó- señaló mientras encogía sus hombros como señal de que era algo obvio.
-Bueno, tú sabes mi nombre, creo que no es justo estás en desigualdad- dije con un tono de burla mientras le había una señal para que tomara asiento junto a mi.
-Tienes razón.- se sentó a mi lado y tendió su mano hacia mi.- Me llamo Alexis, mucho gusto.- Acepté su mano y le sonreí.
-Mucho gusto Alexis, mi nombre es Ángela.- nos quedamos un momento tomados de las manos mientras nos sonreímos.

No podía negar que cada vez que estaba cerca de él podía sentir un tipo de electricidad recorriendo por mi cuerpo, sabía que me gustaba, a kilómetros podría notar que es atractivo, su sonrisa y su voz eran encantadoras, pero yo no podía permitirme algo más que algo casual de una noche.

Haciendo de lado el hecho de que mi ruptura con Héctor era reciente, no conocía a Alexis de nada, probablemente tenía novia, quizá vivía en Francia o en cualquier otro país y yo no estaba dispuesta en tener una relación a distancia y aunque viviéramos en el mismo país no podría ofrecerle una relación normal, ya que por el trabajo suelo viajar mucho y es algo que no podría permitirle a una futura pareja.

Ambos nos soltamos y miramos fijamente al paisaje, por unos minutos nadie dijo nada hasta que fume una vez más a mi vape.

-¿Sabes que es dañino?.- dijo el sin mirarme y yo lo miré con una ceja levantada, ni siquiera mi madre me decía algo.
-¿Y eso a ti te importa porque...?- pregunté
-Bueno, iba a besarte pero si el olor a cigarro no me gusta, menos el sabor.- dijo mientras volteaba a verme y bajaba su mirada a mis labios.
-No es como si te lo estuviera pidiendo.- sonreí en respuesta, no me esperaba ese tipo de comentario.
-Tu te lo pierdes- dijo riendo con tono orgulloso.
-No es nada del otro mundo.- respondí, claro que era algo extraordinario, pero no quería verme como alguien que se besaba con cualquier desconocido.

Alexis me miró ofendido y yo solo reí, nos quedamos viendo directamente a los ojos hasta que él acortó la distancia dándole un rápido beso.
Yo solo pude abrir los ojos por la sorpresa pero en lugar de ofenderme le regrese el beso haciéndolo más duradero.

Pase mis brazos alrededor de su nuca y el me acerco más a su cuprero haciendo que me sentara sobre sus piernas, a comparación a cómo estábamos en el antro aquí había más contacto cuerpo con cuerpo, aquí podía sentir como a veces sus dedos se colaban por debajo de mi blusa tocando la piel de mi cintura, a pesar de que se notaba atrevido, en cada toque pude sentir que dudaba en tocarme más y eso me parecía lindo.

Me acomode las sobre su regazo, lo que hizo que pudiera sentir su entrepierna, lo cual me hizo sonreír porque sabía que yo no era la única que sentía que las cosas se estaban calentando.

-¿Que hacen aquí?- Alguien preguntó, lo que hizo que rápidamente nos separáramos y volviéramos en si.
Nos disculpamos y regresamos juntos al ascensor para volver a nuestras habitaciones, una vez dentro del ascensor nos comenzamos a reír por lo que había pasado.

Aplánalos el botón del piso donde se encontraban nuestras habitaciones, el se bajaría primero, así que era hora de decir adiós/

NOCHES EN PARIS || QUACKITYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora