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Hace unas semanas se me ocurrió una idea que catapultó el progreso de mi novela: ¿Y si utilizaba lo que le ocurrió a Esteban para hacerla más interesante? Podrías estar pensando lo peor de mí ahora mismo, pero déjame que te explique. Lo de volverla más interesante fue lo segundo que consideré porque en un principio tuve otros motivos que hasta ahora me siguen influenciando grandemente y que no pienso hacer a un lado, motivos que están relacionados con Esteban y conmigo. ¿Ya lo entiendes? Bueno, por lo menos sabes de quiénes estoy hablando. No pasó mucho tiempo para que me diera cuenta del enorme poder que descansaba en mis manos, de mi gran influencia como periodista, de lo fácil que es generar polémica, revuelo en esta generación, mucho más con un material como este. Sonaba prometedor, pero era arriesgado, por eso fui con el señor Jiménez y nos sentamos en su oficina para discutirlo. A él sólo le importa el dinero. Estaba seguro de que mi propuesta le caería de maravilla por el impacto monetario que lo beneficiaria en pocos meses; pero para ello tenía que darlo todo y confiar en mí.

—He hecho un buen trabajo, señor. He entregado reportajes excelentes y mis fuentes han ayudado a este periódico con información que no se puede encontrar en otro diario. Por eso le pido que me deje a cargo de la investigación que la policía hizo sobre el suicidio de Esteban para hacerla pública. Haré la nota hoy mismo y se la mandaré al editor mañana temprano. Ya verá que esta noticia nos pondrá en la cima. ¿Qué le parece? ¿Está de acuerdo?

—Me pones en una situación muy complicada, Eduardo. ¿Y si no resulta? ¿Y si nos exponemos en vano al ojo político?

—No lo entiende, señor: La intención es mostrar nuestra postura. Necesitamos abrir el panorama. No podemos quedarnos callados con una noticia como esta. ¿Acaso tiene idea de la cantidad de personas que están pasando por situaciones como la de Esteban aquí en la Ciudad de México? Requieren de nuestro apoyo, que sus historias sean escuchadas. Sólo así alcanzaremos el éxito.

Me parecía reprobable endulzarle el oído al señor Jiménez con toda esta palabrería. De verdad quería exponer el caso de Esteban para que la gente se diera cuenta de lo que tenemos que aguantar personas como yo. No estaba orgulloso. Como les dije, visualizo un final. Esto es sólo el principio de mi plan. Algunas partes surgirán sobre la marcha; sin embargo, no perderé de vista mi objetivo. Además, también está mi novela, la cual va sorprendentemente bien. Todo va de maravilla.

—Tráeme la nota mañana a mi oficina y te daré una respuesta.

Rojo amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora