Domingo, 23 de marzo.
Eran alrededor de las 9 am cuando Ferb y su padre terminaron de cargar una cómoda antigua en la parte trasera de una camioneta.
—Ahí tiene, señor. Eso debería ser suficiente —dijo Lawrence, dando palmaditas en la parte superior de la cómoda mientras una gota de sudor goteaba por su frente.
—Muchas gracias a ambos —dijo el hombre, entregando a Ferb unos dólares como propina.
—Fue un placer para nosotros —respondió el castaño mientras su hijo asentía con la cabeza.
Unos segundos más tarde, el hombre estaba en su camioneta y se alejaba; Ferb se volvió hacia Lawrence.
—No deberías cargar —mencionó, concentrándose en el sudor en la cara de su padre.
—¿Y por qué? —pregunto alzando una ceja como desafiando a Ferb a llamarlo viejo.
—Tu eres el que suda en marzo —dijo mientras se encogía de hombros.
—Creo que veo también un poco de sudor en ti —menciono, aunque ambos sabían que eso no era cierto—. De todos modos, adelante. Cuando entremos, prometo quedarme quieto como una estatua.
—Cuidado, es probable que alguien te compre —bromeó el peliverde.
—No creo que tengan una excelente oferta para comprarme —le regreso la broma, mientras los dos entraban en la tienda.
Cuando entraron en la tienda, Lawrence, fiel a su palabra, se sentó atrás de un escritorio que estaba al fondo de la habitación.
—Voy a registrar la venta —dijo Ferb señalando la parte trasera donde guardaban su computadora.
—Está bien —dijo el castaño, reclinándose en su asiento.
Ferb no logró salir de la sala principal antes de que sonara el timbre sobre la puerta. Cuando se dio la vuelta vio a Linda y a Phineas entrar en la tienda. Vio que los ojos del pelirrojo lo buscaban y al encontrarlo le mostró una ligera sonrisa.
—¡Hola! —saludo Lawrence, mirando con brevedad a Linda y luego a Phineas. La sonrisa que le dio al pelirrojo fue un poco forzada, pero el esfuerzo estaba ahí. Phineas le devolvió el saludo con timidez.
—Hola Lawrence —dijo Linda antes de mirar al peliverde— ¿Cómo estas, Ferb?
—Bien —respondió, dando un asentamiento pequeño. Linda sonrió antes de volverse hacia Lawrence.
Ferb señaló con la cabeza hacia la trastienda y se giró para ir allí sin mirar a ver si Phineas le había entendido. A los pocos segundos Phineas caminaba a su lado.
Una vez estando ahí, Ferb se sentó frente a la computadora y comenzó a ingresar la venta.
Phineas se apoyó en el escritorio y durante un rato el único sonido de la habitación fue el tipeo de las teclas y las voces a distancia de sus padres hablando entre sí, pero entonces por fin el pelirrojo habló.
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Apartamento vacío [Phinerb] || Traducción
RomanceTurnpike Tavern es como el hogar de Ferb. El lugar perfecto para fumar, beber y todo los demás que le pueda gustar al británico. Su vida puede no ser tan decente, pero él es feliz. Al menos es lo que él dice. Phineas vive el sueño de estar en la es...