CAPITULO 40

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Lo hecho, hecho está.

(DongHae)

Sollozaba con letargo sentado sobre la cama, viendo sus mechones castaños rojizos de cabello regados por el suelo. Aquel beta había entrado en la litera que compartía con Nana Marie mientras dormían, con la sola intención de lastimarlo.

¿Qué lo había llevado a eso?

Los celos, supuso. Pues le gritó toda clase de improperios referidos su rostro, su pelo y su cuerpo. Como si él hubiera estado provocando a Siwon de alguna forma, cuando lo único que sentía por él era abominación.

No se explicaba como podía representar una amenaza frente a ese loco, cargando incluso una enorme barriga.

Siwon tuvo que entrar la habitación atraído por los alaridos y forcejeos, tomó a Heechul de la cintura y lo cargó con una sola mano para sacarlo de ahí.

La tijera que el beta sostenía en las manos, rodó por el suelo hasta perderse debajo de la cama por el movimiento del barco. Se escucharon intercambios sulfurados entre ambos amantes al costado de la litera, pues ellos dormían ahí. Después de unos minutos, los gritos y reclamos se fueron convirtiendo en gemidos y pujidos por parte de ambos.

Estaban calmado sus ansias con sexo, mientras que él sollozaba sobre la cama con sus mechones en las manos. Lejos de la única persona que podría calmarlo, protegerlo y arrullar por algo así.

Extrañaba tanto a su alfa, que su interior se sentía más el vacío que antes.

- Ya no llore alteza, trataré de igualarle el pelo en cuanto consiga una tijera. El cabello crecerá, malo hubiera sido que el loco ese lo hubiera lastimado en algún lado- le consoló la anciana sobándole la espalda.

Su pelo también era una parte de él, pero Nana tenía razón. El desquiciado beta podía haberle herido en el vientre con la tijera o incluso algo peor. Había tenido suerte entonces, que solo había llegado a cortarle uno que otro mechón de su ondeado cabello largo.

- La tijera está debajo de la cama- susurró tan bajito para que solo ella pudiera oírle.

Nana Marie abrió los ojos tanto como pudo, y en completo silencio se dispuso a recoger aquella arma mientras los gemidos y golpes sonaban cada vez más fuertes. En cuanto tuvo la tijera, la guardó debajo del delgado colchón que compartían y continuó recogiendo los cabellos sin decir ni una sola palabra más. Ambos sabían que podían usarla en un determinado momento si llegaba a dar la oportunidad.

Después de todo, con suerte, el par de locos que estaban en la habitación siguiente olvidarían aquel suceso después de su desenfrenada y salvaje forma de aparearse.

Porque eso eran, dos bestias apareándose.

- Cerraré la puerta con la mesa detrás de ella, así si alguien llega a entrar de nuevo, el ruido nos despertará alteza.

- Sí...

Abatido, ayudó a Nana a mover la mesilla para volver a dormir, aunque no pegó el ojo en toda la noche. El miedo de que el beta siguiera pensando en atacarlo debido a sus celos, no le permitió callar sus pensamientos.

Derramó lagrimas en completo silencio mientras cubrió su vientre con ambas manos. ¿Qué futuro les esperaría al lado de aquellas bestias?

¿Sus bebés también serían atacados en cuanto nacieran?

¿Llegarían a nacer si quiera?

Trataba de ser optimista, pero la realidad lo golpeaba duramente. Estaban en un barco en medio de la nada, sin fecha de retorno. Por más que HyukJae los estuviese buscando, jamás daría con ellos si permanecían en el mar. No se estaba alimentando bien, ya no sentía el aroma de su alfa y eso lo mareaba cada vez más. Se sentía débil, cansado y sin ganas de nada estando allí. Y cada vez más, perdía esperanzas de que los cosas mejorarían algún día.

La dinastía Lee [EunHae-Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora