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Maratón Mónaco Win 4/7

Sergio se adentró a aquel gran edificio, el olor a antiséptico inundó sus fosas nasales tan pronto como cruzo las grandes puertas de metal.

- Buenas noches - saludo a la señorita que atendía la recepción - vengo al piso 7.

- Nombre del paciente y parentesco - la mujer abrió el registro de aquel piso en su computadora.

- Alina Gray, es mi hija - respondió el mexicano muy seguro - tenía consulta de rutina.

- En seguida viene el Doctor Zagha, puede tomar asiento.

Las puertas del elevador se abrieron dejando ver a un hombre alto de pelo cano y bata blanca, lo conocía bien, llevaba tiempo tratando a Elizabeth.

- Señor Mendoza - el doctor extendió su mano y Sergio la estrecho - disculpe, no podíamos dejar que Alina se fuera sola después de la sesión de hoy.

- ¿Todo esta bien?

- Todo esta perfecto - el doctor lo invito a seguirlo mientras continuaba con su conversación - la terapia psicológica ha disminuido a 1 sesión al mes y este nuevo medicamento esta dando los resultados esperados, si continua así Alina dejará la rehabilitación física en menos de nada.

- Esas son buenas noticias, ella estará feliz de escucharlo.

- Por supuesto que lo estará - ambos caminaban a través de un pasillo que tenía como destino los consultorios médicos - claro que, ella tiene que decidir si este tratamiento es el indicado.

La puerta con el número 17 se abrió, lo primero que Sergio pudo notar fue el escritorio perfectamente ordenado, un poco más adentro se encontraba Elizabeth, estaba acostada boca abajo sobre la camilla, su mochila y teléfono se encontraban sobre una silla.

- Alina, tu papá llegó.

Elizabeth no se movió, simplemente soltó una especie de quejido como confirmación de que había escuchado aquello.

- ¿Qué tal? - pregunto Sergio.

- Siento como si un camión me hubiera pasado por encima.

- Es parte del tratamiento - Sergio busco otra silla para poder sentarse a esperar - ¿qué tal te fue con la Doctora Hopper?

- Bien, redujo las sesiones a 1 vez al mes, dice que mi avance es sorprendente.

- Ya lo creo - el mexicano no quería quedarse sin tema de conversación - el doctor dice que si este medicamento funciona podrías dejar la rehabilitación al fin.

- Así como duele tal vez necesite rehabilitación de la rehabilitación - intento bromear la ojiverde.

- No puede ser tan malo.

Elizabeth trato de darle una mirada rápida al consultorio, el doctor Zagha los había dejado solos hace ya un rato.

- El Doctor Zagha me cae bien, pero no es alguien que tenga la mano ligera.

- Olvidaba que eres una chillona cuando se trata de agujas.

- Quisiera verte mientras te hacen las infiltraciones - se quejo la menor - dice que disminuirán por cada sesión.

Sergio escucho atentamente lo que le contaba su ahijada, quedo sorprendido cuando se entero que cada sesión de aquel medicamento implicaba alrededor de 20 inyecciones. Podía imaginar el dolor que sentía la ojiverde en ese momento y aunque ella no se quejaba era obvio que lo había pasado mal.

- Bien Alina - el doctor Zagha volvió al consultorio - ¿el dolor disminuyó? - un pequeño quejido fue lo que sirvió como afirmación - bien, necesito que estés en reposo absoluto al menos todo el día de mañana, nada de cargar cosas o de jugar a las luchas con tus hermanos y por favor levántate con cuidado. Vamos a suspender el tratamiento anterior y nos veremos el siguiente mes ¿de acuerdo?

Predestinado || Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora