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La mañana del domingo era brutalmente fría, las respiraciones acompasadas de ambos monegascos generaban un aura de calma en la habitación.

Ninguno se había movido durante la noche, mantuvieron la misma posición todo el tiempo, Charles incluso pego más el cuerpo de Elizabeth a el en algún momento de la noche.

El primero en despertar fue Charles, lo primero que vio al abrir los ojos fue una cabellera negra, los rizos de Elizabeth eran un desastre, su piel estaba al natural, podía ver perfectamente aquella cicatriz que tenía debajo del ojo izquierdo la cual siempre estaba oculta por un punto de maquillaje fingiendo ser un lunar. Incluso los lunares cerca de su boca eran más visibles, y no quedaba rastro alguno de las pecas que adornaban su cara cuando era más pequeña.

No pudo evitar pasar su mano para delinear su rostro de manera sutil, la piel de la menor se sentía suave, su pulgar trataba un delicado camino desde sus mejillas hasta su barbilla.

- Si sigues así me dormiré de nuevo.

- Lo siento, no quería despertarte.

- No lo hiciste.

Ambos se mantenían aun en la misma posición, estaban bastante cómodos a decir verdad. Se había creado un momento para ambos, algo como una corriente eléctrica recorría sus cuerpos, la familiaridad que sentían era indescriptible.

- ¿Qué se te antoja desayunar? - preguntó el monegasco intentando crear una conversación.

- No lo se, pero conozco un lugar.

- Bien, vamos.

- ¿Qué? ¿Ahora?

- Si, ¿tienes algo mejor que hacer?

Elizabeth se levantó en busca de los zapatos que Marilou les había dado ayer por la noche.

- ¿Nos iremos así nada más? Sin despedirnos.

Ambos atravesaban la sala del Airbnb de manera silenciosa, la pregunta de Elizabeth salió en susurro y por ello la respuesta de Charles fue de la misma forma.

- Ellos lo entenderán.

Ambos se escabullian por el edificio para llegar al estacionamiento donde se encontraba el auto, Charles se encargo de guardar la ropa que usaron un día antes en el maletero, mientras Elizabeth buscaba la ruta a aquel restaurante donde amaba desayunar.

- Tu diriges, yo conduzco.

- Bien, entonces en la siguiente calle a la derecha.

The adults are talking comenzó a sonar de fondo, Elizabeth daba las indicaciones tal cual el mapa se lo señalaba, algunas veces era complicado para ella ubicarse a pesar de llevar un largo tiempo viviendo aquí.

- Y llegamos.

Charles recibió el ticket que le había dado la maquina del estacionamiento pero rápidamente se lo entrrgo a la ojiverde para que lo guardase en su bolso.

Era un centro comercial, las familias se paseaban entrando a tiendas de ropa y zapatos, algunos otros buscaban entre las opciones de restaurantes para tomar su almuerzo antes de ir al árcade que recién comenzaría sus operaciones, de igual manera había personas que estaban por ingresar al cine y algunas otras abastecian sus alacenas en el supermercado.

- ¿Qué pasa?

- Nada, es solo que hace mucho tiempo no vengo a un centro comercial.

Elizabeth lo miró sorprendida pero lo entendía, sus hermanos hace años que no pisan un centro comercial, sus regalos de navidad y de cumpleaños llegaban gracias a Amazon y sus víveres gracias al servicio a domicilio, tenían una vida ocupada en la cual a penas y tenían tiempo para verla.

Predestinado || Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora