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- ¿Cupido? - preguntó Pierre.

- ¿Elsie?

- Solo no hagan nada estúpido.

- ¿Sin ti? - sugirió el de rulos.

Carlos no dijo nada, simplemente los dejo ahí con la esperanza de que no se les ocurriera nada estúpido.

- Deberíamos hacer que salgan en una cita - sugirió Lando apenas el español se alejó - algo romántico.

- ¿Que tienes en mente?

- Que vayan a McDonald's, obvio.

El francés lo miro con los ojos bien abiertos, el británico tenía una definición muy diferente de "romántico", tal vez por eso no tiene muchas citas, pensó.

- No creo que Elle lo considere romántico y mucho menos Charles.

- Pff, tonterías, es lo mejor del mundo, solo piénsalo - el lo tomo de los hombros - ambos ordenan una cajita feliz, comparten las papas fritas, se lanzan por los toboganes, la trae a casa y ¡Pum! El primer beso.

- No estoy seguro, Lando.

- Ok. Escuchemos tu grandiosa idea.

- Una cena al aire libre, ya sabes, velas, smoking, vestido, tu y yo siendo los meseros.

- Veo fallos en tu plan.

- ¿Cuáles?

- Primero, que aburrido. Segundo, estamos a -3°, Ellie no se querrá poner un vestido para estar sentada allá afuera.

- Tampoco la llevará a McDonald's, Lando.

- ¿De que crees que hablen? - preguntó Elizabeth mientras observaba a Pierre y Lando.

- Cuando se trata de Lando cualquier cosa es posible.

- Me agrada - Charles la miro esperando a que terminara de hablar - ¿Que?

- Nada, pensé que dirías algo más.

- Podría decir que es divertido, igual que Carlos.

- Lo son, las temporadas con ellos son más llevaderas.

- Me imagino.

- Deberías acompañarme, acompañarnos - se corrigió rápidamente - no estarías sola aquí.

- No lo sé.

- Piénsalo, si decides hacerlo enviaré un jet para que te lleve a Maranello.

- Lo haré.

- Betty ¿Me ayudas? - la voz d Carola se escuchó desde la cocina.

- Te ayudó - Charles siguió a la pelinegra a la cocina.

- Bien, Betty encárgate del pollo - Carola deslizó una bolsa sobre la isla de la cocina - Charles, ¿Podrías cortar los tomates en cubos?

- Parece demasiado apurada.

- Lo está Charlie, imagina tener que alimentar a los tornados que están habitando en esta casa.

- Súmale que tu perro se comió el primer pollo.

- Mi bebé solo estaba jugando.

Charles soltó una pequeña risa, para Elizabeth ese sonido era inconfundible, no lo admitía pero la risa de Charles era su sonido favorito.

- Ten, no queremos que esa linda ropa tuya se manche.

Un delantal de color azul cubrió el suéter claro de Charles, Elizabeth sabía que en algún punto las cosas podrían salirse de control con ellos dos en la cocina.

Predestinado || Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora