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Maratón Mónaco Win 1/7

Sentados sobre la alfombra frente al ventanal bebiendo aquel vino de reserva especial ambos observaban aquel bosque que se extendía más allá de los límites de la propiedad Winter. Ambos reían por una anécdota de cuando eran más pequeños.

- Aun no me puedo creer que Arthur te conociera antes que yo - se quejo Charles.

- Ventajas de ser jóvenes, supongo - se burlo la pelinegra.

- Debiste hundirle la cara más fuerte en el arenero - Charles hizo una pausa para beber un poco de su copa - o tal vez morderlo.

- Tuvo suerte de que una profesora estuviera cerca.

Ni los Winter, ni los Leclerc se cansaban de esa historia.

Arthur y Elizabeth asistían al mismo jardín cuando tenían 4 y 3 años respectivamente. No iban en el mismo grado pero convivían gracias a un programa que tenia el colegio para que los niños supieran relacionarse con otros, todos los días durante 2 horas realizaban diferentes actividades recreativas, desde juegos de pelota hasta fiestas de piscina.

Ese día la actividad llevaba como intención que los niños activarán aún más sus capacidades sensoriales por lo que jugarían en el arenero, los zapatos y calcetines quedaron fuera de la ecuación, las educadoras habían pedido que se les enviara con ropa cómoda así que todos iban en shorts y playeras sin mangas.

Elizabeth se encontraba jugando con otros niños, levantaba castillos de arena y pronto comenzaron a construir demasiadas torres formando una pequeña aldea. Arthur por su parte hacia un gran agujero para poder enterrar a uno de sus amigos hasta el cuello.

Arthur sin cuidado lanzó la arena que había quitado derrumbando algunas torres qué Elizabeth y otros niños habían hecho e incluso logrando llenar de arena el cabello rizado de la pequeña pelinegra.

"Oye, deberías tener más cuidado" gritó la pequeña ojiverde en reclamó a Arthur quien solo la miraba con una sonrisa "tienes que pedirnos una disculpa" agregó con un tono de molestia y exigencia.

"No lo haré, ustedes están estorbando en el camino"

Así fue como una pequeña pelea entre ambos se desató; Arthur era conocido por sobrepasar los límites e ir de lleno al contacto físico, la pobre Pascale estaba en el jardín al menos 3 veces a la semana debido a la conducta de su hijo menor. En algún momento Arthur ya desesperado tiro de una de las coletas de la pequeña pelinegra a quien de inmediato se le llenaron los ojos de lagrimas, con lo que no contaba el menor de los Leclerc era con la reacción inmediata de la más pequeña.

Elizabeth le propino un fuerte manotazo qué hizo que Arthur la soltara del cabello y en cuanto eso sucedió la más pequeña lo empujo haciéndolo caer, ahora ella tenía el control a pesar de que Arthur era más alto y fuerte; y justo en el agujero que Arthur había cavado hace ya un rato Elizabeth le hundió la cabeza haciéndolo comer un poco de arena en el proceso.

Las educadoras los separaron justo a tiempo y los llevaron a la oficina de la directora a la espera de sus padres. Pascale llegó, como de costumbre miró a Arthur quien estaba sentado a unos metros de la pequeña Elizabeth que tenía la vista fija en el suelo.

Por otro lado, llego Martha, quien examino un poco la situación, la pequeña Elizabeth no era alguien violenta a menos que la hicieran perder la paciencia.

Tanto la madre de Arthur como la niñera de Elizabeth entraron a conversar con la directora para llegar a un acuerdo, ambos niños tendrían que trabajar en la convivencia sana y respetuosa por lo que una vez a la semana tomarían un taller extra juntos.

Predestinado || Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora